El depuesto presidente egipcio, Mohamed Morsi, fue separado de su equipo con el que se encontraba detenido en un  edificio militar y trasladado solo al ministerio de Defensa, tras haber sido derrocado el miércoles por el ejército, abriendo una  etapa de transición en un clima de graves tensiones.

La detención del primer presidente elegido democráticamente en Egipto y de  su equipo y su posterior traslado en solitario al ministerio de Defensa es la  última de las medidas que tomaron las fuerzas de seguridad que estrecharon el  cerco en torno a los Hermanos Musulmanes, cofradía de la que procede Morsi.

Tras ser derrocado, "Morsi y todo el equipo presidencial" se encontraban  "en residencia vigilada en el club de la Guardia Republicana de la  presidencia", declaró Gehad al Hadad, responsable en el seno de la cofradía. 

Posteriormente, al Hadad informó de que Morsi "fue separado de su equipo y  conducido al ministerio de Defensa". 

Por otro lado, fuentes de seguridad informaron de que Saad al-Katatni,  líder del Partido de la Justicia y de la Libertad, el brazo político de los  Hermanos Musulmanes, y Rashad Bayumi, adjunto del Guía Supremo, fueron  detenidos.

Según la prensa, las fuerzas de seguridad ordenaron la detención de 300  miembros de los Hermanos Musulmanes.

Previamente, a Morsi y a varios dirigentes del movimiento se les había  prohibido abandonar Egipto, entre ellos al guía supremo Mohamed Badie y su  "número 2" Jairat al Shater.

Asimismo, la seguridad interrumpió la difusión de la cadena de televisión  de los Hermanos Musulmanes.

Los militares, que asumieron las riendas del ejecutivo durante 16 meses  entre la caída de Hosni Mubarak y la elección de Morsi, no precisaron la  duración del periodo de transición antes de que se celebren elecciones  generales.