El Gobierno checo y la agencia europea responsable de los satélites Galileo, el sistema de navegación que pretende ser la alternativa al GPS estadounidense, firmaron hoy en Praga un acuerdo para trasladar la sede del proyecto comunitario de Bruselas al país centroeuropeo.
"Es el punto final de las negociaciones que concluyeron en diciembre de 2010, en las que la Unión Europea decidió conceder la sede de la agencia a Praga", declaró a Efe Jana Kalvodova, directora general del Ministerio checo de Transportes.
Kalvodova es la coordinadora principal de la conferencia Galileo Application Congress 2012, organizada por la Agencia Espacial Europea y su ministerio y que se ha desarrollado estos días, con el telón de fondo de la firma del acuerdo.
Al acto asistieron el vicepresidente de la Comisión Europea y titular de Industria, Antonio Tajani, y el primer ministro checo, Petr Necas.
"Es para mí un placer estar presente en esta firma. Es la culminación de mi trabajo personal. Prometí a la República Checa que haría esfuerzos para que la agencia europea tuviera su sede en Praga", dijo Tajani.
De esta manera "la República Checa participará en el ulterior desarrollo de la tecnología espacial", auguró el comisario.
El documento fue suscrito por el ministro checo de Transporte, Pavel Dobes, y por Carlo des Dorides, director ejecutivo de la Agencia para el Sistema Europeo de Navegación Global por Satélite (GSA).
Dicho acuerdo servirá para enmarcar las cuestiones diplomáticas, jurídicas y de seguridad y todo lo relacionado con el edificio que albergará la sede de la GSA a partir de mediados de este año y que se encuentra en el distrito capitalino de Holesovice.
Desde 2014, la UE contará con su propio sistema de navegación espacial, cuya primera fase se concluirá en 2012 con la puesta en órbita de un total de cuatro satélites, a los que seguirán catorce más.
En 2014 se firmarán los contratos de puesta en órbita de esos catorce restantes, así como de la operación y mantenimiento de todo el sistema Galileo.
Con este mecanismo los europeos ganan soberanía, según sus abogados, al no estar sujetos al control de un tercer país, como es el caso del sistema de navegación estadounidense GPS.
También se gana independencia tecnológica, pudiendo desarrollar capacidades necesarias para la industria europea.