Fue algo sorpresivo, inesperado. En octubre de 2010, Alan García recibió a Evo Morales en el puerto de Ilo, en el primer encuentro bilateral entre ambos mandatarios en tres años. La idea no sólo era relanzar las relaciones entre Perú y Bolivia, sino que también reimpulsar un viejo tratado para mejorar el acceso al mar para los bolivianos. Entonces se acordaron facilidades portuarias y económicas, e incluso se estableció que buques de la Armada de Bolivia pudiesen acceder al Pacífico por primera vez desde la Guerra del Pacífico en 1879 y la construcción de una sede de la escuela naval boliviana. Hubo sonrisas, abrazos, declaraciones pomposas y una fotografía de García y Morales frente al mar.

A más de tres años de aquel encuentro, el "Tratado de Ilo" se encuentra congelado en el Congreso peruano. Al punto que la semana pasada Morales viajaría a Lima para reunirse con su homólogo peruano Ollanta Humala para tratar este tema, pero la cita fue suspendida por "motivos de agenda". En su momento, la firma de este acuerdo fue analizado como algo simbólico, pero también como una estrategia de García, quien veía con malos ojos la aparente cercanía que había alcanzado Morales con Michelle Bachelet y el buen comienzo que había tenido la relación con Sebastián Piñera.

A esas alturas, el gobierno peruano presidido por Alan García ya había demandado a Chile ante La Haya. El contexto era el siguiente: Aparte de calificar a García de "gordo y poco antiimperialista", Morales culpaba al Presidente aprista de interponer la demanda contra Chile para bloquear una salida al mar de Bolivia por territorio chileno. A su vez, el líder boliviano quería darle una señal a La Moneda para apurar una solución al tema marítimo. El acuerdo de Ilo se firmó como un complemento al pacto de 1992 entre los entonces gobernantes Alberto Fujimori y Jaime Paz Zamora, que incluía la cesión por 99 años de un enclave costero de cinco kilómetros de playa y 163 hectáreas para Bolivia, localizado 16 kilómetros del puerto de Ilo. Pero por los altos costos operacionales de esta "zona económica especial" no fue desarrollada por La Paz.

Algo similar ha ocurrido ahora. Analistas políticos limeños sostienen que es muy improbable que el acuerdo se apruebe por el recelo y reticencia que genera entre las FF.AA peruanas y algunos grupos nacionalistas la sede de la escuela naval boliviana contemplada en el tratado. Pero también hay otras razones. Según dijo a La Tercera Alberto Adrianzen, del Parlamento Andino, el tratado está durmiendo en el Congreso peruano, "porque un grupo de congresistas 'antievistas' se oponen absurdamente. El tratado de Ilo ha sido aprobado por la comisión de RR.EE del Congreso. Lo que no se entiende es por qué el gobierno y la cancillería, que están de acuerdo con este tratado, no presionan más para que se apruebe".

Adrianzen, especialista en asuntos externos de Perú, alude también al hecho de que el gobierno de Humala "no quiere 'molestar' a Chile -tras el reciente fallo de La Haya- y además "hay sectores militares que no quieren". Otra visión tiene Manfredo Kempf, ex vicecanciller boliviano, que dijo a La Tercera "si no se ha hecho nada por avanzar, se debe a la dejadez boliviana, a una falta de gestión para que Ilo sea realmente útil a Bolivia y justifique importantes inversiones. La oposición del Congreso peruano extraña a muchos y no tiene explicación lógica, salvo que sea un mero afán opositor a Humala. En todo caso, todo marcha a paso de tortuga y Bolivia no le ha dado el real interés que tiene el tema. Generalmente se ha hecho de los puertos peruanos una carta de presión para que Chile mejore el tratamiento en Arica fundamentalmente".

Según el diario paceño La Razón, "la intención boliviana es emigrar de forma gradual su carga comercial a los puertos de Ilo y Matarani, en reemplazo de los terminales chilenos de Arica e Iquique". Morales quiere construir en Ilo un "megapuerto". En una editorial del periódico boliviano Jornada, se señaló que "como consecuencia del fallo de La Haya, Perú y Chile están definiendo acuerdos bilaterales en los que se ignora a Bolivia".