Dos atentados, una emboscada a efectivos policiales y la explosión de un coche bomba causaron la muerte de trece personas en el noroeste de Pakistán.
Uno de los ataques ocurrió en el área de Hangu, en una zona adyacente a las regiones tribales donde operan desde hace mucho los combatientes de Al-Qaida y del Talibán, informó Rasheed Khan, un funcionario policial de alto rango.
La bomba estaba oculta en un vehículo estacionado en una zona residencial donde está situada una pequeña estación policial. Estalló mientras un vehículo con policías a bordo pasaba por el lugar, indicó Khan. Tres oficiales y a cuatro civiles murieron y otras 30 personas resultaron heridas. Asimismo provocó daños a una docena de viviendas, agregó. Muchas de las víctimas eran civiles que fueron trasladados a hospitales.
Asimismo, un grupo armado emboscó a otro grupo de policías y mató a seis de ellos en la vecina región tribal del Khyber, dijo Farooq Khan, un funcionario del gobierno local. Los policías se dirigían a un puesto de control de seguridad en el área cuando fueron atacados.
Las oficinas de seguridad y del gobierno son por lo general atacadas por los milicianos en Hangu, que forma parte de la provincia Khyber-Pakhtunkhwa.
Estados Unidos ha presionado a Pakistán a fin de que elimine los escondites de los insurgentes islamistas, alegando que no sólo constituyen una amenaza para los estadounidenses o las tropas de la OTAN en Afganistán sino también para la estabilidad del mismo Pakistán que tiene armas atómicas.
Sin embargo, Pakistán ha realizado algunas operaciones contra los milicianos, pero han surgido nuevos frente que se han convertido en una grave amenaza para el debilitado gobierno civil, principalmente por una atribulada economía.