Un recorrido turístico lleno de particularidades y emociones tuvo la reinauguración del Ferrocarril Arica-La Paz (FCALP), que comenzó oficialmente hoy y abarca el trazado que une la ciudad de la eterna primavera y la localidad rural de Poconchile, distante a unos 36 kilómetros, en la Región de Arica y Parinacota.

En su primer viaje oficial, el FCALP recibió a sus pasajeros, quienes, ticket en mano, se embarcaron entusiasmados. Entre ellos estaba Patricia Mozó, junto a Eugenio de Ferrari: "Encuentro excelente que se promuevan cosas positivas para Arica, donde hay tanto que ver y que no se saben", contó.

Abel Brañes tenía un sentimiento especial, pues es ariqueño e hijo de un ferroviario. "Al escuchar la locomotora, uno se acuerda de niño. Era bonita esa época cuando se llegaba hasta La Paz", recordó emocionado.

El trayecto es acompañado por la narración del director del Plan de Mitigación Arqueológico de la Maestranza Chinchorro, Marco Portilla, quien relata diversas atracciones que se pueden apreciar durante el viaje, como el geoglifo el "gigante" o los vestigios chinchorro. "Entrando al valle de Lluta está todo el circuito de los geoglifos, los cuales se asocian a la cultura Arica, probablemente después igual lo usaron los incas. Cada uno de estos tiene representaciones antropomorfas, zoomorfas y abstractas", detalla Portilla.

La máquina 18.102 sale de la ciudad y se interna en el valle de Lluta, donde es posible observar la flora y fauna nativa. La planicie es verde debido a las plantaciones de choclos y otras verduras; pero al levantar la vista se aprecian los colores del desierto más árido del mundo.

El FCALP nació el 13 de mayo de 1913, cumpliendo así con el Tratado de Paz y Amistad que firmaron Chile y Bolivia una vez terminada la Guerra del Pacífico. Con ello se escribió una de las épocas más hermosas y románticas de Arica, con un potencial y valor histórico difícil de igualar.

Hoy, el renacer del convoy está en manos de un equipo compuesto por Fredy Collado, José Humire, Gregorio Yáñez y Carlos Rojo, quienes dirigen un trayecto de una hora y media de magia y emoción a bordo de la General Electric, un gigante modernizado que data de 1967 y que arrastra hasta 180 toneladas, siendo uno de los pocos modelos que quedan operativos en el mundo.

"Uno le tiene cariño al ferrocarril, volver a darle auge a los servicios turísticos llena de emoción. Esperamos que resulte", dijo Collado.