María José Barros (42): "Cuando pasa un tornado es como el ruido de un tren"

"A todas mis amigas les ha pasado algo y es bien triste. Houston es tal cual muestran las noticias, un drama, con cualquier persona que hables le ha pasado algo. Vivimos al oeste de Houston, en Katy, y el gran problema fueron los embalses. El jueves empezamos a provisionarnos de comida, agua, pilas, todo. Con una amiga nos reíamos y decíamos 'después no pasa nada'. Ella perdió su casa y vive a dos cuadras mías.

El viernes empezaron a decir que venía el huracán. Primero era categoría 2, después 3, terminó en 4 y ahí decíamos 'qué horror, viene el monstruo'. Sábado y domingo fue otro infierno por los tornados. Ahí hubo alerta cada dos horas, donde partíamos con mi esposo y nuestros tres hijos a la logia o al clóset. Había que monitorear dónde estaba y si sentías el ruido del tren, porque cuando pasa un tornado sientes eso. Los niños lo encontraban divertido.

El domingo empezaron a hablar que las represas estaban llenas y que iban a liberar agua. Los que vieron que se iban a inundar, escaparon. Empezamos a subir cosas al segundo piso. Las casas de tres amigas se inundaron y nosotros nos salvamos. Vivimos en una zona donde hay animales, cocodrilos, serpientes y existe riesgo de cortes de luz, un estrés adicional. Siguieron liberando agua y recibimos vecinos.

No sabíamos si quedarnos o irnos. El martes seguía lloviendo. Llegaron rescatistas y dijeron que iban a liberar más agua y que teníamos tres horas para salir. En una van nos metimos 10 personas y fuimos a Austin. El miércoles volvimos. A las cuatro de la mañana nos dijeron que teníamos que evacuar, pero decidimos no hacerlo. Ahora está más calmado. Pero viene el tema de los alcantarillados. No podemos usar baños ni duchas porque hay riesgo de inundación de aguas servidas".

Claudio Maza (44): "No sabemos aún si nuestra casa está"

"Todavía no puedo ni siquiera volver a mi casa. Cuando empezamos a escuchar sobre la tormenta, compramos provisiones, agua, baterías. Pero de un día para otro cambió y se transformó en huracán. En 24 horas pasó a huracán categoría cuatro. Eso no le dio tiempo prácticamente a nadie para prepararse bien.

Con mi esposa y mis tres hijos movimos todas las cosas del primer piso al segundo. Salimos de la casa el viernes por la noche, ya cuando el huracán había pegado al sur de Texas, y estaba lloviendo mucho. Fuimos rumbo a la casa de mi hermano, que vive en un barrio elevado, el cual no se inunda nunca. El sábado en la mañana, ya después de una noche entera de lluvia, truenos, vientos, alertas de tornados, fui a mi casa, y ya el río se había salido, y aún no soltaban agua de la represa.

A partir de ahí todo se desarrolló rápido. El huracán quedó estacionado sobre Texas, era agua y más agua que caía. El río frente a mi casa se desbordó. El lunes el río seguía subiendo y lloviendo. En ese momento el barrio donde vive mi hermano dejó de ser seguro. Se inundó también, entonces ahí tuvimos que ir a la casa de unos amigos. Era la segunda evacuación dentro de la misma tormenta. El agua colapsó puentes y pasó por arriba de las autopistas.

Ayer (jueves) conversé con una vecina que navegó hasta el sector de mi casa y dijo que vio que otros edificios tenían agua hasta 1.80 metros más o menos.

Todas mis cosas materiales quedaron en el segundo piso de mi casa. Hoy puedo decir que todo mi patrimonio consiste en dos vehículos y ropa para una semana. No sabemos si aún está la casa. Nunca había pasado una catástrofe de este tipo aquí".

Nelson Guzmán (77): "A mi madre la saqué moribunda de la casa"

"Parece que pasamos la etapa más dura. Nosotros hemos perdido todo lo que teníamos porque el agua subió tanto, más o menos más a un metro de altura dentro de la casa. Es la tercera inundación que hemos tenido entre el año pasado y éste. Pero esta pasó todos los límites. La primera llegaba sólo hasta la rodilla o más abajo, pero ahora subió a 36 pulgadas (unos 90 centímetros), dentro de la casa. Todo con mucha basura.

La tormenta ha sido una situación caótica para todo Houston, sobrepasó los límites. Aquí las construcciones son de mala calidad. Las paredes son planchas cubiertas con cartón, por lo que absorbe mucha agua y se destruye y hay que botar todo.

Tuvimos que salir de emergencia. Los últimos años había estado viviendo con mis papás. Mi papá murió hace dos meses luego de cumplir 106 años. A mi madre la tengo en sus últimos días y la saqué moribunda de la casa antes de que comenzara la tormenta. Tuvimos que irnos rápido, lo hicimos el viernes en la mañana. Salimos en auto antes que llegara la inundación. No sé qué pasó. Todos parecíamos hormigas arrancando.

Ahora estamos todos cobijados en la casa de mi hermana. El martes bajó el agua, entonces pudimos volver al lugar y ver los desastres. Todo lo de adentro estaba dado vuelta. El agua es poderosísima, entra muy despacio, por todos lados; el suelo, las paredes.Y muy despacio va subiendo. Perdí muchas pinturas porque soy artista independiente.

En este momento hay barrios donde todavía permanece el agua. Todavía hay gente viviendo en segundos pisos. Mi casa la voy a reparar completamente y voy a vendela. Buscaré un área más segura para vivir.