Tres menores murieron en las provincias de Chaco y Corrientes a causa de las inundaciones, las tormentas y el desborde de ríos que afectan al este y noreste de Argentina y obligaron a evacuar a más de 8.500 personas de sus hogares, informan hoy los medios locales.
Un adolescente de 14 años murió ahogado en un desagüe en el Paraje Maipú chaqueño, mientras que un joven de 16 años se ahogó en el canal de la Soberanía Nacional, en los suburbios de Resistencia, la capital de Chaco, unos 1.000 kilómetros al norte de Buenos Aires.
En Corrientes, una niña de 7 años murió a raíz del derrumbe de su casa durante una fuerte tormenta que azotaba la ciudad de Goya.
Las intensas lluvias caídas en los últimos días inundaron amplias zonas de Resistencias y otras localidades chaqueñas, forzando la evacuación de al menos 3.500 personas.
Los afectados por las inundaciones en la Gran Resistencia, considerado el centro urbano con mayores niveles de pobreza del país, cortaron hoy la ruta 11, que conecta Buenos Aires con el Paraguay, en reclamo de asistencia.
En la provincia de Entre Ríos (este), unas 5.000 personas fueron evacuadas por la subida del río Uruguay y las precipitaciones.
El intendente de la ciudad entrerriana de Concordia, Gustavo Bordet, afirmó hoy que "la situación es crítica". Sólo en esa ciudad debieron abandonar sus casas unos 3.200 habitantes.
Bordet precisó que el nivel del río Uruguay alcanzó hoy los 14,5 metros, a sólo 50 centímetros de la altura de alerta general de evacuación, cuando el nivel promedio es de tres metros. Además, el embalse de la represa hídrica de Salto Grande está en su altura máxima, por lo cual se debe permitir su desagüe.
"De no llover, estaremos al menos una semana más con el río a este nivel, y para escurrir el agua del embalse, dos semanas más", lamentó el alcalde. Las autoridades dispusieron en tanto un amplio operativo de seguridad para preservar las pertenencias de los evacuados, ante el temor generalizado de robos durante su ausencia.
Las lluvias aliviaron en tanto la sequía que afecta a gran parte del país, pero abrieron las posibilidades de incremento de epidemias y enfermedades infecciosas, en medio de los esfuerzos que realizan las autoridades para mantener bajo control el dengue y la fiebre amarilla en la región.