En un fallo unánime, el tribunal eclesiástico ad-hoc constituido en la diócesis absolvió de cargos al sacerdote curicano Francisco Cartes Aburto, condenado en 2012 a la pena de cinco años de presidio, con el beneficio de la libertad vigilada, por abuso sexual y exposición a actos de significación sexual contra un menor de edad.

Pese a que la sentencia de la justicia penal fue confirmada por la Corte Suprema en 2013, el tribunal eclesiástico desestimó los cargos y liberó de culpa al religioso, luego de dos años y medio de investigación interna.

Si bien la resolución eclesiástica no influye en la sentencia de la justicia penal, el fallo podría redundar en que el sacerdote Francisco Cartes vuelva a oficiar actividades religiosas, tras haber estado sujeto -desde marzo de 2011- a una suspensión "ad cautelam" dictada por el Obispado de Talca, como una medida de precaución.

Una vez conocido el veredicto de la Iglesia, el sacerdote dijo que espera retomar la misa en cuanto la congregación claretiana se lo permita. "Tenía confianza en lo que iba a pasar, porque en los juicios eclesiásticos se presenta prueba contra prueba y nosotros procuramos presentar todas las pruebas que contradijeron abiertamente la acusación que sobre mí pendía. Sin embargo, la espera fue dolorosa y angustiante", manifestó.

La investigación eclesiástica en su contra tuvo origen en la denuncia realizada por un acólito, quien lo acusó de cometer tres hechos constitutivos de abuso contra un menor: el primero, registrado dentro de la parroquia, y otros dos en el domicilio del sacerdote, durante 2010, cuando la víctima tenía 12 años.

A raíz de estos hechos, y una vez conocida la sentencia en contra de Cartes, en noviembre de 2012 el Obispado de Talca emitió un comunicado donde manifestó "su plena cercanía al joven que ha sido víctima de este delito, a su familia, y a todos quienes han sufrido a consecuencia de esta dolorosa situación, y pide al Señor la fuerza de su Espíritu para construir entre todos la paz y la fraternidad".

Liberado de culpa

Una vez finalizada la investigación interna, la Iglesia anunció ayer que el sacerdote fue encontrado libre de culpa. El encargado de dar a conocer los detalles de la indagatoria eclesiástica fue el vicario general de la Diócesis de Talca, Mario Molina.

Según la autoridad religiosa, "los jueces (del tribunal eclesiástico) no han alcanzado certeza moral respecto de la veracidad de los hechos denunciados (…) ni pruebas, ni indicios de prueba que apunten a la culpabilidad". Aun así, el prelado detalló que sólo se encontraron indicios de conductas imprudentes en el trato con adolescentes, por lo que el sacerdote será amonestado en los próximos días.

Molina aseguró que si bien "la información sorprende, se trata de dos investigaciones diferentes, con distintos tiempos, donde hubo acceso a conocimientos diferentes, distintas fuente y surgieron nuevos testigos".

Consultado sobre esta resolución, el abogado Jorge Reyes, quien representó a la víctima de los abusos, calificó la resolución eclesiástica como "preocupante".

Según Reyes, "el cura está en un registro de pedófilos y tiene la prohibición absoluta de poder relacionarse con menores, y eso la Iglesia Católica no puede obviarlo". Añadió que durante el juicio oral, la fiscalía presentó pruebas, documentos y testigos que acreditaron la denuncia: "Los jueces entendieron que estos hechos eran constitutivos de delito. Llama la atención cómo la Iglesia puede valorar estos mismos hechos, que la justicia civil califica como delitos, y para la Iglesia son equivalentes a una amonestación".

El alcalde de Curicó, Javier Muñoz, reaccionó con sorpresa a la decisión del tribunal eclesiástico. "No voy a cuestionar a la Iglesia Católica, pero obviamente me causa curiosidad y sorpresa que surja un fallo diametralmente distinto al que emitió tiempo atrás la justicia penal".