Fue casi sin quererlo. Sin pensar en el futuro ni menos en pasar a la historia. Adrian Thaws vio en la música una mejor manera de obtener dinero que practicando la delincuencia. Y así como jugando fundó, junto a Massive Attack y Portishead, ese elegante y sensual pop electrónico de tranco lento que se le llamó trip hop en su génesis, a principios de los 90. Pero a Tricky (41) no le interesan las medallas. "Yo sigo experimentando", dice desde su celular en París, con esa misma voz áspera que el mundo se escuchó por primera vez en el fundacional Blue lines (1991), de Massive Attack, y que luego estampara en sus nueve discos como solista.
"No tengo nada que ver con el trip hop. No me gustan las etiquetas que la gente le pone a la música, son una mierda, no la veo de esa manera, la gente escribe de esas cosas, pero a mi música no le llamo trip hop, ese es un nombre estúpido", dice el hombre de Bristol en medio de una conversación para adelantar su debut en Chile, programado para el 22 de agosto en el Teatro Caupolicán.
Knowle West boy (2008) es el álbum que lo trae de visita, con una mirada conciliadora con sus duros orígenes. "Este disco fue una manera de tributar mis raíces y entregar mi amor hacia la gente que me vio crecer. Pero no veo mi barrio como algo único. Puede haber un Knowle West en cualquier parte del mundo, quiero transmitir que puedes llegar a ser lo que quieras, vengas de donde vengas", explica el hombre de acento marginal que reconoce a Billie Holiday como inspiración.
Luego entrega pistas de lo que será su estreno en el país, que abrirá el grupo local Leche. "Mi banda es batería, guitarra, bajo, teclado y voces secundarias. Nunca sé lo que va a ocurrir en el show. El repertorio y todo lo que hago lo voy viendo en el camino", asegura el músico, que en 2000 llegó a la cima de un espiral de excesos que lo obligó a seguir una estricta dieta que mantiene hasta hoy. Porque en esos días le detectaron una extraña enfermedad que cambió su alimentación. Entonces su doctor determinó que el chocolate, las papas fritas, la salsa de soya, el azúcar y la pimienta le afectaban su sistema inmunológico.
Por eso, para su visita Tricky prohibió que cualquiera de esos alimentos e ingredientes se encuentren a su alcance en la cocina que exigió montar en su camarín. De lo contrario, podría cancelar su show. Otra petición es tener a su disposición un calificado maestro de taekwondo.
Las entradas para asistir al concierto están disponibles a través del sistema Ticketmaster, a precios que van de $ 15.000 a $ 42.000, sin incluir el cargo por servicio. La jornada terminará con una fiesta animada por pinchadiscos locales.