"Hoy hicimos historia", "Grecia ha dejado atrás la desastrosa austeridad" y "se acabó la troika". Esas fueron las primeras declaraciones que Alexis Tsipras, líder del partido de izquierda Syriza, hizo ayer tras obtener una victoria arrasadora en las elecciones griegas y quedar a un paso de alcanzar la mayoría absoluta, según los primeros escrutinios oficiales. El cambio de timón elegido por Grecia para los próximos cuatro años pone en alerta a la Unión Europea (UE), preocupada por la intención de Syriza de renegociar la enorme deuda griega y de desafiar los programas de austeridad impuestos por Bruselas, lo que podría desatar un efecto contagio aprovechado por otros partidos no tradicionales del bloque.

Tras el conteo de más del 97,68% de los votos, la fuerza de Tsipras obtenía el 36,35%, lo que le permitió quedarse con 149 bancas en el Parlamento, de 300 escaños. Para lograr la mayoría absoluta necesitaba 151 asientos. Mientras, los conservadores del partido Nueva Democracia del primer ministro Antonis Samaras lograban el 27,80% y se quedaron con 76 bancas. El jefe de gobierno admitió la derrota y felicitó a Tsipras por su victoria. "El pueblo se pronunció y respetamos su decisión", aseguró Samaras.

Mientras, el tercer lugar lo ocupaban los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,28% de los sufragios y 17 escaños. Lo seguían los centristas del nuevo partido To Potami (El Río), con un 6,06 % de los votos y 17 escaños. A continuación se situaban los comunistas del KKE, con el 5,49 % y 15 escaños y Griegos Independientes, derecha nacionalista, con un 4,74 % y 13 escaños. En la cola de partidos apareció el cogubernamental Pasok (socialdemócratas), del viceprimer ministro Evangelos Venizelos, con un 4,67% de los votos, que se traduce en 13 escaños. Como Tsipras no logró la mayoría absoluta, se ve obligado a hacer una coalición para gobernar, por lo que el hombre clave pasó a ser Nikos Michaloliakos, líder de Amanecer Dorado.

Con este resultado, los griegos castigan al gobierno de Samaras, quien tuvo que aplicar las reformas impuestas a Grecia por la troika -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI-, a cambio de rescates por un valor de 240.000 millones de euros. Pero estas reformas pasaron factura a la población, víctima de una tasa de desempleo del 25% y de drásticas reducciones salariales. En los últimos cinco años, el PIB griego perdió un cuarto de su valor, mientras que la deuda pública supone el 175% del PIB.

Los comicios de ayer se consideran decisivos para la permanencia de la endeudada Grecia en la Eurozona. Tsipras quiere frenar el programa de recortes y lograr una reducción de la deuda. "A partir de mañana (hoy) comienza el trabajo duro", manifestó. Además aseguró que está dispuesto a hablar con los socios de la UE sobre una "solución justa y practicable". La reunión de ministros de Finanzas de la Eurozona hoy en Bruselas servirá para enviar los primeros signos de una eventual voluntad de diálogo. Sin embargo, el premier británico, David Cameron, advirtió que "la elección en Grecia aumentará la incertidumbre económica en toda Europa. Esa es la razón de por qué Reino Unido debe apegarse a nuestro plan, entregando seguridad en casa", señaló.

Por su parte, el presidente del Banco Central alemán, Jens Weidmann, exhortó a Syriza a "no hacer promesas ilusorias" a sus ciudadanos.

Aunque, según DPA, Tsipras defiende la permanencia de Grecia en la UE y en la zona euro, otras formaciones de izquierda radical en Europa, como Podemos en España, se beneficiarán del triunfo de Syriza, pronostica France Presse.