El Frente Nacional (FN), de Marine Le Pen, no pudo quedarse con el premio mayor y validar el resultado obtenido en las elecciones europeas del año pasado. La conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), del ex presidente Nicolas Sarkozy, encabezaba los resultados de la primera vuelta de las elecciones departamentales francesas, echando por tierra la esperanza de los nacionalistas radicales del FN de aparecer como el primer partido de Francia.
En tanto, el gubernamental Partido Socialista, al que se le había pronosticado una rotunda derrota, limitó las pérdidas, y el conjunto de la izquierda quedó en segundo lugar.
El resultado de estas elecciones era observado con un interés superior al de simples comicios locales, ya que muchos lo consideran un primer test para la próxima presidencial de 2017, según la agencia France Presse.
Según los sondeos, la UMP y sus aliados centristas obtendrían entre 29,7% y 32,5% de los votos. La izquierda totalizaría entre 23,2% y 32,7%, pero el Partido Socialista solo alcanzaba entre 19,7% y 24%. En todo caso la desunión entre el PS y el Frente de Izquierda y los ecologistas podría privar a la izquierda de un gran número de escaños. La izquierda gobernaba hasta ahora en 61 departamentos, muchos de los cuales podrían pasar a la derecha en la segunda vuelta, prevista el 29 de marzo.
El Frente Nacional, al que las encuestas previas a la elección auguraban 30%, obtendría entre 24,5% y 26,4% de los sufragios. De cualquier forma, aunque no se convirtió en la primera fuerza, si logró el mejor resultado en unas elecciones departamentales.
Unos 43 millones de electores estaban llamados a las urnas en estas elecciones celebradas en toda Francia, salvo en París y Lyon, ciudades en que las funciones de los consejos departamentales son ejercidas por otras instancias.
La abstención fue inferior a lo que se esperaba: entre 48,5 y 49,5%. Este nivel de participación en unas elecciones de este tipo habría favorecido a los partidos tradicionales, como la UMP y el PS, y perjudicado al Frente Nacional.
Precisamente, el primer ministro, Manuel Valls, salió a "felicitar" al FN, al asegurar que, aunque está muy alto "no es el primer partido político de Francia". Así llamó a hacer frente a ese partido en la segunda vuelta votando por el candidato que lo enfrente, sea éste de izquierda o de derecha.
Por el contrario, la presidenta del FN, Marine Le Pen, consideró que con los resultados obtenidos por los socialistas, el gobierno de Valls debería "presentar su dimisión".
En tanto, Sarkozy afirmó que "la alternancia está en marcha" y "nada la detendrá". Pero, a diferencia de Valls, afirmó que en los departamentos en que los candidatos de la UMP no pasen a la segunda vuelta, su partido "no llamará a votar ni por el Frente Nacional ni por la izquierda".