Pablo Guede se cansó de repetir en conferencia que a su juicio lo grupal había estado por sobre lo individual en la goleada de Colo Colo sobre la U. Mucha razón puede tener el técnico del Cacique en su análisis al valorar a esos jugadores que están lejos de luchar por los aplausos de los hinchas, pero que en silencio empujan como bueyes la que supone ser la carreta de los albos.
Gabriel Suazo (nueve recuperaciones y 21 pases buenos) y Felipe Campos (siete recuperaciones y 12 pases buenos) reflejan fielmente esa situación. Son los héroes silenciosos de una victoria que en la parte vistosa evidentemente premia a Paredes, Valdivia o Valdés. Pero ellos, lejos de los flashes, ayer en Macul cumplieron con una actuación que, justamente, permitió el lucimiento de sus avezados compañeros de equipo.
Y eso que al frente tenían a pesos pesados como Jean Beausejour, David Pizarro o Matías Rodríguez peleándoles las bandas y el centro del campo. Suazo, con apenas 20 años, y Campos, más experimentado pero aún novel con 23, no dejaron funcionar al engranaje estudiantil. Controlaron muy bien cada uno de los intentos de ataque de los azules, que casi no remataron al arco blanco.
Lejos de mostrar inexperiencia, los jóvenes valores de Colo Colo exhibieron que el Superclásico no les queda grande y que se ganaron una camiseta de titular por sus propios méritos. Y, encima, que va a ser muy difícil quitarles el puesto.