El Pentágono continuaba hoy con los vuelos para repatriar a los últimos soldados estadounidenses hasta ahora destinados en Irak, con el fin de que el mayor número posible pueda llegar a casa antes de Navidad.

115 reservistas del Ejército llegaron hoy a Orlando, en el estado de Florida, como parte de uno de los últimos contingentes que ha salido de Irak al completarse la retirada de ese país árabe.

Los hombres y mujeres de la Compañía 196 de transporte llegaron al Aeropuerto Internacional de Orlando en un avión contratado y de allí fueron a la ceremonia de recepción y el reencuentro con sus familiares en el Centro David R. Wilson de la Reserva de las Fuerzas Armadas

En su última misión estos soldados trasladaron equipos pesados fuera de Irak y ayudaron al cierre de ocho bases de operaciones en ese país.

En Fort Bliss (Texas) se espera la llegada de otro vuelo con militares que abandonaron Irak para las próximas horas.

La salida de Irak, donde en algunos momentos llegó a haber 160.000 militares estadounidenses, es la operación de transporte y logística más grande desde la Segunda Guerra Mundial.

El jueves 140 soldados de la 101 División Aerotransportada, la única unidad de asalto aéreo en el mundo, llegaron en un avión contratado especialmente a Fort Campbell, en Kentucky.

Por su parte, más de 300 soldados de la Tercera Brigada en la Primera División de Caballería (blindados) retornaron el jueves a Fort Hood, una base del Ejército en Texas.

Otros 200 soldados, miembros de una compañía y un batallón en la Séptima Brigada de Apoyo, llegaron el miércoles a Newport News, en Virginia, y ese mismo día 380 soldados de la 82 División de Paracaidistas arribaron al aeródromo Pope del Ejército en Carolina del Norte.

Estos soldados fueron parte de la última unidad del Ejército de Estados Unidos en Bagdad. Unos 800 miembros de esa unidad permanecen aún en Kuwait a la espera del regreso.

El presidente Barack Obama concurrió esta semana a la ceremonia en la Base Andrews de la Fuerza Aérea, a las afueras de Washington, donde el general Lloyd Austin, el último comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, regresó con la bandera del Ejército que flameó en Bagdad.

Los últimos soldados estadounidenses cruzaron el pasado fin de semana la frontera entre Irak y Kuwait, con lo que EE.UU. puso fin definitivamente a una guerra que comenzó en marzo de 2003 y en la que murieron más de 4.700 de sus soldados, mientras que otros 30.000 quedaron heridos.

Por parte iraquí, más de 100.000 personas murieron en esa guerra.