Desde hace un par de semanas, hay una nueva costumbre en la prensa política estadounidense: esperar a las cinco y media de la tarde, la "hora peak" donde caen las revelaciones más impactantes del gobierno de Donald Trump. Y siempre desde los medios tradicionales tan vilipendiados por él.
Porque The New York Times y The Washington Post han intercambiado golpes periodísticos con una velocidad de vértigo: si la semana pasada el periódico de la capital estadounidense revelaba que Trump le había entregado a Rusia información clasificada, el martes el diario neoyorquino contraatacaba citando el memorándum en que James Comey, el destituido director del FBI, dejaba constancia de presiones del Presidente sobre la investigación contra su ex asesor de seguridad nacional, Michael Flynn.
Ambos periódicos, y los principales canales de noticias como CNN y NBC, han retomado el rol de liderazgo en la cobertura de temas políticos que durante los últimos años había quedado en sitios web como Politico, Buzzfeed o Mother Jones, y el impacto de sus publicaciones ha sido amplificado por la tradición de la prensa estadounidense de siempre dar el crédito a quien reveló inicialmente la exclusiva.
Las noticias también han desatado coberturas nocturnas especiales -en particular de los canales de televisión, que empiezan su horario peak en torno a las 18:00- además de un frenesí de informaciones en que los medios aprovechan las plataformas digitales propias y el alcance de sus periodistas para contar al público cómo evolucionan las polémicas en tiempo real.
No es el único efecto indirecto positivo de Trump en la prensa tradicional. A inicios de mayo, The New York Times reveló que el primer trimestre fue el mejor de su historia por el aumento de suscripciones digitales, con más de 300 mil nuevas inscripciones. Los números de The Washington Post son similares, impulsados por una cobertura que busca hacer honor al ambicioso lema que estrenaron este año, y que no por una casualidad reza: "La democracia muere en la oscuridad".