"Obviamente está frustrado", dijo este martes el nuevo director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, sobre el actual estado del Presidente Donald Trump. El periodista se refería al tenso momento que vive el mandatario con el fiscal general Jeff Sessions, con quien ha tenido un duro enfrentamiento en los últimos días.
Primero fueron las declaraciones de Trump en el diario The New York Times, donde aseguró que se arrepentía de haber nombrado a Sessions como jefe del Departamento de Justicia. Ahí explicó que el fiscal le debería haber dicho "antes de tomar el cargo" que se marginaría de cualquier investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones. Eso, luego de que se revelara que el propio Sessions mantuvo contactos durante la campaña con el ahora ex embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, cuando era asesor de campaña de Trump, algo que ocultó en su confirmación ante el Senado. Y lo que enfureció al Presidente.
A las declaraciones del gobernante, Sessions respondió la semana pasada: "Tengo previsto continuar (en el cargo) hasta que sea apropiado". Pero durante la jornada vinieron nuevas dardos de Trump. "¡El fiscal general Jeff Sessions ha tomado una posición muy débil en los crímenes de Hillary Clinton (…) y las filtraciones de información de inteligencia!", escribió en Twitter.
El tuit continuó con los ataques públicos a Sessions, quien fue el primer senador republicano en apoyar a Trump en su campaña. Ahora el fiscal general pende de un hilo. Y, según dijo un alto asesor de Trump a The New York Times, lo más probable es que el mandatario quiere a Sessions fuera de su cargo.
El hecho de que el titular del Departamento de Justicia se haya restado de la investigación sobre Rusia provocó que se designara como fiscal especial para la indagación a Robert S. Mueller III. De acuerdo a analistas, Trump parece estar acorralando a Sessions con la esperanza de que éste renuncie, una teoría que ha sido reforzada en los últimos días. Se estima que Trump está considerando al senador de Texas Ted Cruz o al ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani para reemplazarlo.
Según escribió Paul Callan en CNN, Trump apunta a Mueller a través de Sessions. Si el fiscal general "está afuera, presumiblemente será reemplazado por un fiscal general dócil y que posiblemente liquidará al fiscal general adjunto Rod Rosenstein", alguien a quien el Presidente también ha criticado. "Trump está decidido a eliminar los dos mayores obstáculos en el Departamento de Justicia para su verdadero objetivo: deshacerse de Mueller", señaló la cadena.
Las salidas de Sessions y Rosenstein permitirían al mandatario ocupar los cargos más altos del Departamento de Justicia con partidarios leales que se convertirán en los nuevos jefes de Mueller y exigirán un "informe inmediato sobre el estado y progreso" de la investigación de Rusia, destacó CNN. La investigación de Mueller seguramente tiene una arista sobre si el despido del director del FBI, James Comey, fue obstrucción a la justicia. Este martes, Trump dijo que el "tiempo dirá" si destituirá al fiscal.
Si Sessions dimite o es despedido, Trump podría nombrar a un sucesor durante el receso del Congreso en agosto por lo que "no se enfrentaría a las investigaciones del Senado en su posición sobre la recusación y podría asumir, al menos temporalmente, sin una votación de confirmación. Eso podría permitir al Presidente (...) mayor control sobre la investigación especial sobre los contactos de su campaña con Rusia", dijo The New York Times.
El analista político y encuestador John Zogby explicó a La Tercera que es díficil entender la mente política de Trump pero "conocemos su personalidad". El Presidente "demanda 100% de lealtad y Sessions sólo fue capaz de darle un 90%". De acuerdo al experto, Trump ama humillar a aquellos que percibe como desleales, "ignorando a Sessions, aislándlo y dejando que las dudas persistan", explicó.