En una famosa entrevista realizada por la periodista estadounidense Anna Louise Strong, en agosto de 1946, Mao Zedong utilizó la expresión "tigre de papel" para describir la naturaleza del "imperialismo norteamericano". "Todos los reaccionarios son tigres de papel. En apariencia, los reaccionarios son aterradores, pero en realidad no son tan poderosos", dijo el entonces líder chino.
Setenta años después, los ecos de la frase de Mao parecen cobrar renovada vigencia de cara a la cumbre que hoy y mañana protagonizarán el Presidente estadounidense, Donald Trump, y su par chino Xi Jinping en el lujoso club de Mar-a-Lago en Florida, de propiedad del inquilino de la Casa Blanca.
El primer "cara a cara" entre Xi y Trump encuentra a este último con "una administración innegablemente desorientada en temas tan distintos como la directriz nacional para el sector de la salud o el futuro de la participación de EE.UU. en la OTAN", destaca Marcos Troyjo, economista y director del BRICLab de la Universidad de Columbia, en una columna escrita en el diario Folha de Sao Paulo. "No es de extrañar, así, que Beijing crecientemente encuentre que lidia con un tigre de papel", agregó.
"Trump y Xi pueden parecer polos opuestos cuando se trata de temperamento, pero ambos son hombres imponentes con agendas ambiciosas y a veces en colisión", apuntó ayer The New York Times, recordando que el mandatario norteamericano, al cual define como "impredecible y neófito de la diplomacia", "se ha comprometido a poner a 'Estados Unidos primero', en parte al bloquear el ascenso de China y forzarlo a ir a la mesa de negociaciones sobre comercio".
A su vez, afirma el influyente diario norteamericano, "Xi quiere mostrar a su audiencia nacional que puede manejar la relación con Trump y evitar una crisis en las relaciones con Estados Unidos, un mensaje que fortalecería su mano en la lucha por el poder" antes del próximo Congreso del Partido Comunista.
Un punto de vista que comparte Richard C. Bush, director del Centro para Estudios Políticos del Este de Asia de la Brookings Institution. "Para Xi, el próximo año es muy importante para él en términos de política interna. El XIX Congreso del Partido en este otoño (boreal) y el XIII Congreso Nacional del Pueblo en marzo de 2018 son su oportunidad para poner a más leales suyos en posiciones de liderazgo, lo que a su vez le ayudará a llevar a cabo su agenda política. Durante el próximo año, no necesita una crisis en las relaciones entre EE.UU. y China o acciones norteamericanas que lo hagan parecer débil o incompetente", explica a La Tercera.
Sin embargo, el diario USA Today asegura que las principales prioridades de Xi en esta cumbre serán "evitar una guerra comercial" y "asegurar garantías de que EE.UU. respetará el ascenso de China como una de las naciones más poderosas del mundo". "Necesitamos algún tipo de marco general, de gran alcance. Está en la naturaleza de la diplomacia china crear primero un marco y llenarlo más adelante ", dijo An Gang, investigador del Pangoal Institution, un think tank con sede en Beijing.
Para Trump, en tanto, la reunión en Florida "no sólo será observada de cerca por sus socios regionales y aliados, sino también por sus partidarios domésticos, quizás la audiencia más importante de Trump, el showman", escribió Ankit Panda, editor de The Diplomat, revista especializada en las relaciones Asia-Pacífico. "Los partidarios de Donald Trump estarán buscando señales de que transmitió con éxito a Xi la urgencia de la acción sobre el comercio y Corea del Norte", concluyó.