El 25 de marzo de 2001, Russell Crowe recibió la máxima distinción de un actor: el Oscar, por su papel en la película Gladiador, filme que además ganó el premio a Mejor Película.
Su personaje se inspiró en el general romano Marcus Nonius Macrino, cuya tumba fue descubierta en 2008, a orillas del río Tíber, en Roma. El hallazgo fue declarado uno de los más importantes de las últimas décadas. Desde esa fecha, y aprovechando el impulso dado por la película, se diseñó un plan para recuperar las ruinas.
Sin embargo, la falta de liquidez del Ministerio de Cultura de Italia y su incapacidad para encontrar los cerca de tres millones de euros que se necesitan para desenterrar las ruinas, protegerlas y convertirlas en una atracción turística, hicieron que el organismo anunciara hace unos días que estudia la posibilidad de volver a enterrar el lugar para proteger los ya débiles restos de mármol.
El sitio es una necrópolis de unos 70 metros de largo, donde están enterrados varios militares, entre ellos Macrino, la tumba más grande. "Es como descubrir una veta de oro y no ser capaz de seguir", dijo a la revista Time Giacomo Restante, arquitecto de la excavación.
La decisión ha generado muchas críticas y una campaña del Instituto Americano para la Cultura Romana, un organismo para ayudar a preservar este tipo de sitios, con sede en Texas, EE.UU., campaña que incluso ha recibido el apoyo del propio Crowe, quien ha retuiteado el link que la institución creó para recolectar firmas de apoyo y posibles financistas. Ya suman cinco mil adherentes. "El frío y la humedad están causando daño en el sitio. La filtración del agua también es perjudicial, y uno de los muchos problemas a resolver", dice a La Tercera Darius Arya, arqueólogo del organismo.
"Gladiador es una excelente película, y ha servido para impulsar la conciencia sobre la antigua Roma. Debemos abrazar tales coincidencias (sitio con la película) para promover el interés del público por el patrimonio cultural", agrega el experto.