Las restricciones económicas en China durante las últimas dos semanas están poniendo a prueba las habilidades de gestión de los nuevos dirigentes del Partido Comunista, agobiados por los riesgos de una expansión crediticia récord heredada de sus predecesores.
La tasa interbancaria de recompra a un día tocó un máximo sin precedente de 13,91%, desatando versiones de que el banco central se vio obligado a inyectar liquidez, antes de desplomarse en su nivel más alto desde 2007.
El premier Li Keqiang señaló la determinación de acabar con la especulación financiada por el dinero barato con una declaración del Consejo de Estado fechada el 19 de junio diciendo que los bancos deben hacer un mejor uso del crédito existente e intensificar los esfuerzos para contener los riesgos financieros.
Una restricción prolongada de la liquidez interbancaria corre el riesgo de desatar una contracción más amplia del crédito, lo cual deprimiría más a una economía que ya está desacelerándose. Estos peligros incrementan las cargas sobre una recuperación global que enfrenta la perspectiva de un estímulo reducido de la Reserva Federal en los próximos meses.
"Estas cosas son difíciles de desinflar en forma ordenada", dijo Michael Pettis, profesor de finanzas en la Universidad Peking de Pekín. "El problema es que cuando los niveles de deuda se vuelven tan altos, y es más deuda la que mantiene la deuda existente a flote, es imperativo frenar el proceso pero resulta muy difícil hacerlo de una manera ordenada".
Pettis dijo que la situación está ejerciendo presión sobre los bancos más pequeños porque éstos financian más dinero de sus préstamos a largo plazo gracias al endeudamiento interbancario.
El gobierno se propone dirigir dinero al crecimiento antes que a la especulación luego de un auge crediticio que generó aumentos en los precios de las propiedades, riesgos de endeudamiento para los gobiernos locales y una ola de productos de gestión de patrimonio.