Cerca de medio centenar de turistas de diversas nacionalidades varados por las lluvias torrenciales en el pueblo de Machu Picchu, se unieron hoy a las tareas de construcción de un muro que ayude a contener el desborde del río Urubamba.
"En vez de estar peleándose por un cupo -para ser evacuados-, mejor es hacer algo", afirmó Jan David Hauck, un joven turista aleman, a la agencia EFE.
Según el joven, hay una gran cantidad de gente que está ayudando a acarrear materiales de construcción en el pueblo de Machu Picchu, asentado en las faldas de la montaña donde se levanta la ciudadela inca del mismo nombre.
Pese al malestar que causa la altura -el pueblo de Machu Picchu está a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar- los jóvenes turistas no han parado de cargar arena y piedras desde la parte alta del pueblo hasta su parte inferior, afectada por el desborde del río Urubamba.
CIENTOS DE TURISTAS CONTINÚAN A LA ESPERA
Según las autoridades, en la localidad de Aguas Calientes, aún permanecen 1.000 turistas a la espera de ser rescatados, aunque la cifra podría elevarse con la llegada de más de 600 personas atrapadas en la zona de Camino del Inca, la única ruta peatonal hacia Machu Picchu.
Helicópteros de las fuerzas de seguridad de Perú y Estados Unidos y de algunas compañías privadas ya han evacuado, desde el lunes, a más de 1.000 turistas de diferentes nacionalidades, atrapados en la localidad más cercana a la ciudadela inca, una de las siete nuevas maravillas en el mundo.
La fuertes precipitaciones, las peores en 15 años, incluso han cortado tramos de ferrocarril, la principal vía terrestre para llegar a Machu Picchu.
Las autoridades han señalado que el rescate total de los cientos de turistas, varados en las distintas localidades de la región del Cusco, al sureste de Perú, podría demorar hasta tres días.
Entre los turistas, la mayoría son sudamericanos -600 argentinos y 200 chilenos-, además de estadounidenses, europeos y asiáticos.