Los turistas y los italianos que no sean de Roma estarán obligados, por ley, a pagar un "impuesto de estancia" que será de entre uno y tres euros por acceder a las playas de Ostia a partir del verano de 2011.

La medida será aplicada a partir del próximo verano en las playas de Ostia, situada a más de 20 kilómetros de Roma, se extenderá asimismo a los autobuses turísticos de la ciudad y a los barcos que recorren el río Tíber, según publica el rotativo "Corriere della Sera".

El "impuesto de estancia", como se denominó a esta medida, aportará, según el Senado, una cantidad anual de 80 millones de euros y será revisado y perfeccionado en septiembre cuando, a petición del alcalde de Roma, Gianni Alemanno, se establezca una regulación del impuesto.

Este impuesto será aplicado a todas las personas extranjeras e italianas no residentes en la ciudad, que son llamados a "colaborar" con los gastos que generan todos los servicios que la capital ofrece y de los que también se benefician, explica el Consistorio.

La medida, para la que está previsto que se cree un "núcleo de policía municipal" que se ocupará "solamente" de que se aplique este gravamen, no está exenta de polémica, ya que desde su anuncio son numerosas las voces que se han alzado contra este impuesto.

El líder del grupo político Unión de los Demócratas Cristianos (UDC), Alessandro Onorato, cuestionó la efectividad de esta medida que condiciona el turismo de Ostia, ya que impulsa que la "masa turística se traslade" a otras localidades de la provincia romana como Fregene, Cerveteri, Anzio o Nettuno, "donde no se piensa introducir este impuesto de acceso a las playas".

Se duda además de la aplicación en las playas, porque adivinar la procedencia de los turistas es complicado, tal y como explica Fabrizio Fumagalli, propietario de un local en la zona, quien teme que se convierta en un impuesto para todos sin importar el origen, ya que no serán los comerciantes los responsables de pedir "el carné de identidad a la entrada".

"No se entiende cómo podemos identificar a los clientes en la entrada de las playas. Para su reconocimiento haría falta pedir un documento de identidad, imagine la polémica. Estamos ante un procedimiento inaplicable", señaló Fumagalli.

Sin embargo, Ruggero Barbadoro, presidente regional de la Federación Italiana de Balnearios (FIBA), aporta una posible solución para resolver el problema de la aplicación del "impuesto de estancia".

"Hay sólo una posibilidad: pedir esta tasa únicamente a los viajes organizados, aquellos que llevan a los turistas directamente desde el hotel, porque son más fáciles de reconocer", afirmó, a la vez que mostró su interés por saber si se debe tratar como romanos o no a las personas que van a Ostia desde las numerosas poblaciones colindantes.