Tribunales turcos condenaron hoy a 20 años de cárcel a tres generales y penas de 18 años de prisión a 78 oficiales y de 13 años a otros 175 militares, por planear en 2003 un golpe de Estado contra el gobierno del premier Recep Tayyip Erdogan. La pena fue impuesta por los jueces de la corte especial de  Silivri, en Estambul.

La sentencia, pronunciada después de pocas horas de deliberación, se aguardaba con impaciencia. En el aula algunos espectadores se desmayaron a raíz de la tensión.

Para la oposición fue un proceso calificado de farsa, una "caza de brujas", un ajuste de cuentas entre un poder sospechado de querer islamizar al país y un aparato militar secularista, cuyo fundador de la Turquía moderna Mustafa Kemal Ataturk había confiado el deber de garantizar la laicidad del Estado.

Los 365 imputados fueron acusados de idear un plan en 2003 -jamás aplicado- para "derrocar con la fuerza al gobierno de la República" en manos del partido islámic Akp que hacía un año había asumido el poder. El plan consistía en atentados a mezquitas, masacres y quizás hasta una guerra con Grecia. Pero los acusados negaron todo, sosteniendo que el plan "Balyoz" (Martillo de Herrero) era sólo una especie de juego militar, un ejercicio teórico de estrategia.

El presunto "cerebro" del complot, el general retirado Cetin Dogan, ex-jefe de la Primera Armada, denunció que existieron "pruebas fabricadas", "un proceso ilegal" puesto en marcha "para hacer pagar a los soldados de Mustafa Kemal su acatamiento a la República y sus principios" laicos.

El proceso fue blanco de críticas por parte de organizaciones de derechos humanos. También la Unión Europea, que en un primer momento había elogiado al gobierno de Erdogan a hacer retroceder a los militares a sus cuarteles, expresó perplejidad. Turquía sufrió tres golpes de Estado entre 1960 y 1980.

De los 365 imputados sólo 34 fueron absueltos: 250 permanecieron hasta el fin en detención preventiva; algunos, como Dogan y los otros dos generales condenados a perpetua,  Ibrahim Firtina y Ozden Ordek, ex-comandantes de la Aeronáutica y de la Marina militar, estuvieron en esa situación durante más de dos años.

El caso Balyoz, que explotó en enero del 2010, ayudó a Erdogan a ganar el brazo de hierro político que mantuvo desde el 2002 con los militares. Desde hace dos años, algunos de los máximos dirigentes del "viejo" ejército "kemalista" están en prisión. Desde hace un año, las cúpulas militares dejaron de oponerse a la presencia de las mujeres con velo del premier y del presidente Abdulá Gul en la fiesta nacional, en nombre de la laicidad "kemalista". Y ahora el gobierno de Erdogan prevé permitir a los graduados de las escuelas de formación de los Imanes hatip el acceso a las escuelas oficiales.

Se trata de un primer paso hacia una posible islamización de las cúpulas del segundo ejército más fuerte de la OTAN, algo inimaginable hasta hace algunos años.