Las autoridades turcas quieren detener el uso de esperma y óvulos extranjeros en los tratamientos de fertilidad de sus ciudadanos, con una nueva ley que prohíbe recurrir a ese material genético y que algunos expertos no han dudado de calificar de "racista".
El Ministerio de Sanidad acaba de aprobar una nueva regulación que abre la posibilidad de encarcelar a las ciudadanas turcas que queden embarazadas con esperma u óvulos de bancos de donación en el extranjero.
La medida también afectaría a los donantes y a los doctores que recomienden esos centros en el extranjero.
El diario "Aksam" llevó hoy el polémico asunto en su portada y tituló "Quienes tengan hijos de bancos de esperma extranjeros serán encarcelados tres años" e indicó que la nueva regulación va encaminada a proteger la "raza turca".
El doctor Bulent Tiras, vicepresidente de la Asociación turca de Ginecología y Obstetricia, aseguró que hay un evidente racismo tras la decisión del Ministerio.
"¿Bajo qué acusación van a enviar a una mujer amenazada a la Fiscalía? Hay un artículo en el Código Penal sobre la mezcla racial. Van a ser procesados en función de ese artículo", explicó Tiras.
El experto recordó que la Unión Europea y el Parlamento Europeo regularon en 2004 el campo de la inseminación con ayuda médica, con donantes y bancos de esperma. "Ahí es hacia donde queremos ir, y vamos y lo prohibimos. Incluso en Irán esta permitido y la mayoría de los árabes que quieren tener hijos van a Irán", indicó Tiras.
El ginecólogo señaló que el propio primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, ha recomendado a los ciudadanos tener tres hijos. "Esto es una contradicción. El Ministerio de Sanidad restringe a uno el número de embriones que se pueden emplear (en los tratamientos de fertilidad). De esa forma las posibilidades de embarazo se reducen al 30% ó el 40%".