Quizá una de las tareas más complejas para una pareja o un amigo es el de decirle a la otra persona que su aspecto o su aroma pueden ser desagradables. Y aunque muchos prefieren dejar pasar el hecho, claramente no le están haciendo un favor a su propietario.
Es por ello que la compañía japonesa Crazylabo presentó dos modelos de robot, una mujer y un perro, que sí podrán realizar esta tarea sin mayores tapujos. Ambos dispositivos poseen un sensor diferenciado uno del otro, que distinguen el aroma y reaccionan con frases y actitudes exageradas.
Kaori por ejemplo, es una linda chica de ojos azules y cabello castaño, que evalúa el aliento y lo califica en cuatro niveles, entregando una respuesta en cada caso: "Huele a cítrico", "Tienes mal aliento", "No puedo soportarlo", o "¡Emergencia, esto está más allá del límite de mi paciencia!".
El perro por otro lado, tiene por nombre Shuntaro y es el encargado del olor de pies. Evidentemente no habla, pero sí reacciona como lo haría un can: agitando la cabeza cariñosamente si el olor no tiene nada en particular, gruñiendo y ladrando si el aroma es malo o derechamente desmayándose si el olor es insoportable.
La idea comenzó cuando la familia de Kennosuke Tsutsumi (47), presidente de CrazyLabo, comenzó a quejarse continuamente del olor de sus pies y su mal aliento, por lo que decidió pedir la ayuda de Takashi Takimoto, ingeniero mecánico de la Universidad de Kitakyushu para el desarrollo de los robots que además, necesitaban un sistema de referencia para los sensores aromáticos. ¿Qué utilizaron? ajo, soja, cebolla, verduras fermentadas y calcetines sucios.
Según Tsutsumi, ambos robots fueron creados con el objetivo subirle el ánimo a las personas luego del terremoto de 2011 (¿quién sonreiría si alguien le dice que huele mal?) y aunque no existen planes de comercialización, sí serán expuestos en varios países.
Asímismo, pronto mostrarán al mundo su nuevo invento: un androide similar a Pinocho, al que le crece la nariz si quien está frente suyo dice una mentira, detectándola mediante un sensor de ondas cerebrales.
FUENTE: Asahi