El ejército ucraniano aseguró este miércoles que controla los accesos a la ciudad de Donetsk, uno de los  bastiones de los separatistas prorrusos en el este del país, pese a las presiones de los países europeos para que Kiev declare una tregua.

El presidente francés François Hollande y la canciller alemana Angela Merkel tenían previsto realizar una llamada múltiple para presionar al  presidente ucraniano para que busque una solución diplomática al conflicto.

Sin embargo, en los últimos días, Petro Poroshenko se ha centrado en la  ofensiva militar que ya ha recuperado varias ciudades que estaban en manos de  los prorrusos. 

La situación en Donetsk era de relativa calma, con los comercios y el  transporte público funcionaban con normalidad, y no se informó de ningún  movimiento de tropas de Kiev hacia las posiciones rebeldes.

En Luhansk, la otra ciudad todavía controlada por la insurgencia, las  autoridades señalaron que habían muerto tres personas y otras cinco resultaron  heridas en las últimas 24 horas, pero durante la noche no se produjeron  bombardeos o disparos de artillería.

El ministerio indicó que la situación era especialmente "tensa" en los alrededores de las ciudades de Donetsk, Luhansk, y Grolivka y señaló que el ejército pretendía controlar la frontera con Rusia para "aislar de forma sólida  la zona de conflicto". 

En Donetsk, el líder rebelde Igor Strelkov dijo en una entrevista que la ciudad no estaba preparada para un posible ataque con tanques de Kiev y que necesitaría movilizar a unos 8.000 o 10.000 hombres para detener el avance del  ejército. 

También anunció que

a partir de julio sus soldados comenzarían a cobrar un  sueldo "relativamente bueno teniendo en cuenta las condiciones locales",

lo que  debería, según él, "ayudar a decidirse a los que tienen dudas" sobre si unirse  a las filas de los combatientes.

El presidente ucraniano Petro Poroshenko prometió el martes que pronto se liberarían las ciudades de Donetsk y Lugansk, cuando estaba de visita en la ciudad de Slaviansk, antiguo bastión insurgente retomado recientemente.

Poroshenko iba vestido de camuflaje y estaba acompañado por varios ministros y numerosos guardaespaldas cuando apareció en la plaza central de  Slaviansk. Varios centenares de vecinos, que habían acudido para buscar ayuda  humanitaria, estaban ahí para recibirlo, según constató un periodista de la AFP.

El nuevo gobierno ucraniano asegura que no negociará con los rebeldes hasta  que no hayan entregado las armas, dijo el ministro de Defensa, Valeri Gueletei.

Estas declaraciones implican un rechazo implícito de las propuestas de  negociación de las potencias europeas que abogan por un alto el fuego. Pero el  gobierno de Kiev considera que una tregua solo les serviría a los rebeldes para  rearmarse.

Asimismo, Poroshenko afirmó que el país incrementará su gasto militar a fin de pertrechar al Ejército con armamento moderno de producción nacional, en unas declaraciones publicadas hoy en la página web del jefe del Estado.

Los pedidos a la industria militar, agregó Poroshenko, se harán "tomando en cuenta plenamente la experiencia que han adquirido las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional de Ucrania en los combates en el este" del país contra las milicias separatistas prorrusas.

"No se volverá a gastar miles de millones, dinero de los contribuyentes, en programas científicos que nadie necesita y que sólo han servido como instrumentos de malversación", dijo Poroshenko.

Agregó que la industria del país producirá "armas de alta precisión, drones, todo lo que necesite el Ejército ucraniano, desde chalecos antibalas hasta visores de rayos infrarrojos".