Los líderes de Ucrania y Rusia, junto a Bielorrusia los países más afectados por el accidente en la central nuclear ucraniana de Chernobyl, visitarán este martes la planta con ocasión de los 25 años de la mayor catástrofe mundial que dejó a millones de personas afectadas.
"Las consecuencias de ese accidente aún se sienten en el territorio de Ucrania, de Rusia y de otros países", aseguró hoy el presidente ruso, Dmitri Medvedev.
Medvedev y su colega ucraniano, Victor Yanukovich, rendirán tributo a las víctimas directas del accidente y a los "likvidator" (liquidadores) que murieron por la alta exposición a la radiación nuclear durante las labores de desactivación de la central.
El dirigente ucraniano ha prometido que la construcción del nuevo sarcófago sobre el cuarto reactor de la planta -averiado el 26 de abril de 1986- terminará en 2015, lo que garantizará la seguridad ecológica de la zona durante un siglo.
El primer ministro ucraniano, Nikolai Azarov, aseguró hoy que "renunciar a las tecnologías nucleares es como prohibir los ordenadores". No obstante, según una encuesta divulgada la pasada semana, casi un 70% de los ucranianos es contrario a la construcción de nuevas centrales nucleares y un 39,4% considera que las actuales plantas son peligrosas.
Por otra parte, el presidente ruso condecoró hoy en una ceremonia oficial en el Kremlin a varios liquidadores -cientos de miles de especialistas, funcionarios, militares y estudiantes participaron en las labores de desactivación- por su "heroísmo" y "sacrificio".
Chernobyl "es la mayor catástrofe tecnogénica del siglo pasado", dijo Medvedev, quien añadió que las secuelas del desastre habrían sido mucho mayores de no ser por los liquidadores.
Estos trabajadores evitaron una potente explosión de hidrógeno que habría destruido los otros tres reactores, al construir un túnel que permitió el desagüe de la piscina de refrigeración que se encontraba bajo el reactor averiado, que amenazaba con desplomarse.
El entonces presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, tardó tres semanas en hablar públicamente sobre el accidente en una intervención por televisión, ya que antes "no tenía claro qué es lo que había pasado".
En un primer momento la televisión soviética rebatió los comentarios de la prensa occidental, que informaba de niveles de radiación 90 veces superiores a los documentados en Hiroshima 41 años antes, y mostró imágenes de la central en perfecto estado.
El diario "Izvestia", antiguo órgano del Estado soviético, fue el primero en comunicar la avería en uno de los reactores de Chernobyl con una escueta nota de ocho líneas del Consejo de Ministros de la URSS, en una esquina de su primera página.
El uno de mayo, con ocasión del Día del Trabajo, decenas de miles de personas salieron a la calle en Kiev, a 140 kilómetros al norte de la planta, para manifestarse ignorando que la nube radiactiva ya sobrevolaba toda la región.
Por el momento, se desconoce si asistirá al acto de este martes el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, quien hoy visitó las zonas más castigadas por la nube radiactiva, que afectó más a su país que a la vecina Ucrania.
Pese a que la catástrofe causó la contaminación del 23% del territorio nacional, Lukashenko ha aprobado la construcción de la primera central nuclear del país, que será realizada por Rusia.
La oposición democrática ha convocado para mañana una manifestación de protesta contra esa decisión, pero las autoridades han desautorizado el acto.
Fuentes independientes apuntan que el 70% de agentes tóxicos liberados por Chernobyl fue a parar a Bielorrusia, debido al viento y a que el Ejército soviético bombardeó las nubes tóxicas para evitar que la lluvia radiactiva contaminara el territorio ruso.
La central ucraniana esparció hace casi un cuarto de siglo hasta 200 toneladas de material fusible con una radiactividad de 50 millones curios, equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima, lo que afectó a más de cinco millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud.