La Unión Europea aplicará a partir de mañana nuevas sanciones a Rusia por su implicación en la crisis de Ucrania, pero las revisará antes de finales de mes para decidir si es necesario anularlas o modificarlas en función de la evolución del alto el fuego y el plan de paz.
"El conjunto de medidas adoptadas el lunes entrará en vigor el viernes 12 septiembre", señaló el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy en un comunicado.
"Antes de final del mes se llevará a cabo un examen exhaustivo de la aplicación del plan de paz" en Ucrania entre las tropas gubernamentales y los separatistas prorrusos, que según Kiev cuentan con ayuda militar directa de Moscú, continuó.
Si esa revisión indica que es necesario, las medidas podrán "modificarse, suspenderse o derogarse en su totalidad o en parte", explicó Van Rompuy, quien recalcó que "el Consejo tendrá en cuenta estas propuestas con urgencia con el fin de tomar medidas en caso necesario".
"Siempre hemos insistido en la reversibilidad y la escalabilidad de nuestras medidas restrictivas", subrayó.
Los embajadores de la UE decidieron hoy seguir adelante con las medidas restrictivas, que ya fueron acordadas el pasado viernes y aprobadas el lunes, y de las que aún no se conocen todos los detalles.
Sí se sabe que supondrán un paso más con respecto a las sanciones económicas adoptadas en julio contra Rusia en los mercados de capital, defensa, productos de uso dual y tecnologías sensibles, y que ampliarán las restricciones de viaje y la congelación de bienes a otras 24 dirigentes y oligarcas rusos, crimeanos y de la zona prorrusa de la región ucraniana de Donbass.
Además, la UE endurece la prohibición de suministrar a Rusia tecnologías de uso dual, civil y militar. Los embajadores comunitarios reforzaron asimismo el embargo de importación y exportación de armas a Rusia para "cerrar lagunas".
Esta decisión de seguir adelante con las sanciones se produce en la misma jornada en la que Polonia ha informado de que este miércoles recibió un 45 % menos de gas desde Rusia, una situación que Bruselas sigue de cerca pues podría acabar afectando al suministro de la Unión Europea.