El jefe de Política Exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana, dijo hoy que no espera que Rusia y China rompan filas con las potencias occidentales sobre la imposición de nuevas sanciones a Irán si continúa rehusándose a detener su programa nuclear.
"No creo que los rusos y chinos vayan a decir (...) nunca nuevamente", dijo Solana a periodistas cuando fue consultado sobre la posibilidad de una cuarta ronda de sanciones de la ONU contra Teherán por no aceptar el congelamiento de su programa de enriquecimiento de uranio.
Solana dijo no esperar que una reunión de seis potencias sobre Irán mañana culmine en alguna decisión sustancial.
Más bien consideró que tanto él como los ministros de relaciones exteriores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania discutirían la próxima reunión del grupo con Irán en Ginebra el 1 de octubre.
Hasta hace poco, Moscú parecía rechazar categóricamente nuevas sanciones en contra de Irán. Pero un miembro de la delegación rusa en la Asamblea General de Naciones Unidas indicó que el pronóstico de Solana sobre la posibilidad de que Rusia apruebe más sanciones sobre Teherán era preciso.
"Esta es una actitud general hacia la situación tanto de Irán como de Corea del Norte", declaró a periodistas el delegado ruso, quien declinó ser identificado. Sin embargo, agregó que "es prematuro hablar sobre posturas particulares".
La semana pasada, el Presidente ruso, Dmitry Medvedev, afirmó que no descartaría la aplicación de nuevas sanciones contra la república islámica. El delegado ruso se refirió a los comentarios de Medvedev, diciendo que él había dejado en claro que "en ciertas situaciones las sanciones pueden ser una solución".
Naciones de Occidente sospechan que la república islámica está desarrollando la capacidad para producir armamento nuclear bajo un encubierto programa de energía atómica para uso civil.
Teherán insiste en que sus ambiciones nucleares están limitadas a la generación de electricidad con fines pacíficos y ha desafiado cinco resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que demandaban la suspensión de todas sus actividades nucleares sensibles.
Las seis potencias sostuvieron su primera y última reunión directa con una delegación iraní en 2008. Un funcionario estadounidense estuvo en el encuentro, pese a que Washington suspendió sus lazos diplomáticos con Teherán en 1980 durante una crisis de rehenes.
Esa reunión representó un importante cambio de política por parte del Gobierno del ex presidente estadounidense George W. Bush, que era renuente a dialogar con representantes de Estados a los que alguna vez llamó "el eje del mal": Irán, Corea del Norte e Irak antes de la invasión del 2003.