La troika de acreedores públicos de Grecia pidió este lunes al gobierno griego que intensifique sus esfuerzos para finalizar antes del fin de semana el nuevo plan de recortes por un valor de 11.500 millones de euros.
En una reunión informal de ministros de Finanzas de la zona euro en Chipre el 14 de septiembre, "Grecia debe presentar un proyecto final de medidas para 2013 y 2014", indicó una fuente del ministerio de Finanzas al término de un encuentro entre los tres auditores representantes de los acreedores del país (Unión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) con el primer ministro griego Antonis Samaras.
Este encuentro, el primero tras el receso estival, duró una hora y media.
"El clima es difícil ya que los acreedores no están de acuerdo con las medidas sobre las reformas del Estado e insisten en los despidos de funcionarios" para reducir el gasto público, indicó esta fuente.
El ministro griego de Finanzas, Yannis Stournaras, presente en la reunión, señaló que los nuevos recortes eran "difíciles" y que el gobierno "intenta convencer a la troika de lo acertado de las medidas planteadas".
"Sometimos nuestras propuestas y la troika las debe evaluar", subrayó.
Los auditores de la troika de acreedores llegaron el fin de semana a Atenas para continuar las negociaciones iniciadas en julio con el gobierno griego sobre una nueva tanda de medidas para 2013 y 2014 que prevé recortes en los gastos públicos.
El cierre de estas negociaciones es una condición previa para que se libere un nuevo tramo de 31.500 millones de euros del préstamo de la UE y el FMI de 130.000 millones de euros prometidos a Grecia en marzo.
Con cinco años de recesión a cuestas y tres años de estricta austeridad, estos recortes sobre los salarios de algunas categorías de funcionarios (policías, bomberos, profesores universitarios o jueces) provocan la ira de los sindicatos y de la oposición.
La prensa griega de este lunes afirmó que "que aún faltan entre 2.500 y 3.000 millones de euros para concluir" el conjunto del recorte que debe totalizar 11.500 millones y que podría terminar siendo al final de 13.500 millones, según la prensa.
El domingo por la noche, una reunión de tres dirigentes de la coalición gubernamental, socialistas e izquierda moderada, con el primer ministro conservador sobre el espinoso tema de los recortes salariales terminó sin un acuerdo.
El paquete de medidas "no se cerró ya que la troika no aceptó todas las propuestas griegas", indicó por su parte, al término de esta reunión, el dirigente socialista Evangelos Venizelos.
Venizelos precisó que las divergencias se centran principalmente en los recortes previstos en las pensiones y los subsidios sociales.
Cuando algunos temían un estallido de la coalición gubernamental por los sacrificios exigidos, la bolsa de Atenas se disparó este lunes para ganar por la tarde 4,26%, lo que indica, según fuentes bursátiles, que los tres partidos hallaron una línea común.
Las negociaciones entre los partidos de la coalición continuarán el miércoles.
A mediados de octubre la troika debería publicar un esperado informe regular sobre el estado de la economía griega, antes de una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro dedicada a Grecia el 7 de octubre, determinante para el giro del próximo tramo del préstamo al país.
El martes, Samaras viajará a Fráncfort para reunirse con el presidente del BCE, Mario Draghi. El jueves el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, viajará a Atenas, justo antes de la reunión de Chipre.
Si el gobierno griego obtiene un informe positivo de la troika que reconozca sus esfuerzos podrá pedir oficialmente un plazo de dos años adicionales para aplicar el ajuste de sus finanzas públicas, previsto para 2014, según el acuerdo firmado con los acreedores en marzo.
Los europeos insisten en que Atenas continúe con las reformas reclamadas para mantener al país en la zona euro, como lo reiteró el viernes en Grecia el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy.
En cuanto a la canciller alemana, Angela Merkel, ésta pidió una "solución" para impedir que el país deje la zona euro en el otoño, según la revista Spiegel de este lunes.
Según la revista, Merkel teme que una salida de Atenas de la moneda única provoque un efecto dominó similar al que se produjo con la bancarrota del banco Lehman Brothers en 2008.