El costo de la educación superior y en particular el de las universidades estatales es materia de discusión en el Congreso Nacional. El gobierno ingresó este año un proyecto orientado a regular la situación de las instituciones públicas y uno de los puntos que más discusión ha generado es el relativo a las vías de financiamiento. Una materia que no es sólo objeto de análisis en Chile, sino también en el mundo y así lo dejó en claro hoy los resultados del informe Education at a Glance 2017, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Este estudio comparó las cifras del sistema chileno con las principales potencias mundiales y una de sus principales conclusiones, en materia de educación terciaria, es que los aranceles de las universidades estatales chilenas son los segundos más altos entre 46 sistemas educacionales correspondientes a 35 países miembros del organismo internacional y 11 asociados.
El promedio del valor anual que se exige en los planteles estatales chilenos es de US$ 7.654 (cerca de $ 4,7 millones), casi US$ 600 menos que en Estados Unidos y casi dos mil dólares ($ 1,2 millones) superior a lo que se cobra en Japón, ubicado en el tercer lugar (ver infografía).
En este contexto, la subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, señaló que "esto no es un secreto para nadie. Chile sistemáticamente viene apareciendo hace muchos años dentro de los países con más altos aranceles a nivel internacional, y obviamente es parte de los insumos que tenemos a la vista para la reforma de educación superior", dijo.
Una de las razones por las que Chile se encontraría dentro de los primeros de la OCDE en esta materia se explicaría, en parte, a la diversidad de los subsidios que el Estado entrega para el financiamiento de acceso a la educación superior (sistema de becas y créditos).
Al respecto, el presidente de Acción Educar, Raúl Figueroa, explica que "el mecanismo de financiamiento en el caso chileno está complementado con los subsidios que el Estado entrega. Eso es fundamental, porque si sólo se miran los precios de los aranceles y desconoce los aportes que el Estado entrega a los estudiantes para facilitar el acceso a través de las becas y los créditos, evidentemente que pasa a ser un arancel imposible de cubrir. La realidad, sin embargo, es que esos aranceles son subsidiados, a través de un sistema de financiamiento distinto al de otros países, pero que es común al de sistemas exitosos como Estados Unidos y Australia.
Otra de las razones que explicarían el alto nivel de aranceles en nuestro país es la libre elección que tienen los planteles universitarios para fijar valores dentro de los programas de pregrado. Quiroga agregó que "Chile tomó la decisión de inyectar una gran cantidad de recursos a beneficios estudiantiles sin preocuparse del correlato del copago con que las familias tenían que pagar, por lo tanto, efectivamente las instituciones fueron decidiendo libremente el crecimiento de esos aranceles de la misma forma que se fueron inyectando más recursos públicos. Esto se traduce en que no necesariamente la inyección de becas se tradujo en un 100% de cobertura para los estudiantiles, porque como el crecimiento del arancel es de libertad de parte de las instituciones, de alguna manera ha empujado a que los valores vayan creciendo", señaló.
El arancel de las universidades privadas en Chile figura como el cuarto más alto de la OCDE, con US$ 7.156 ($ 4,4 millones), aunque para este ejercicio el organismo internacional promedió a las casa de estudios superiores con institutos profesionales, lo que alteró la comparación con sus pares internacionales.
Agobio docente
El informe también abordó la situación de Chile en materia escolar y laboral de los profesores, dos materias que el gobierno enfrentó a través de las leyes de Inclusión y de
carrera docente, respectivamente. En este último punto, el documento registra que los docentes en Chile trabajan el doble del tiempo anual que sus pares de la OCDE. Mientras en nuestro país el total de horas en aula de un profesor es de 1.157 horas, el promedio OCDE es de 712.
En materia de salario, los datos muestran que un docente en Chile recibe en promedio un 75% del ingreso de un profesional de igual nivel de formación (cinco años de estudios), en cambio entre las principales economías mundiales esa relación sube al 88%.
"La carga de trabajo escolar es enorme, desproporcionada y las horas que tenemos no significan necesariamente una mejor educación", explica el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar.
Agregó que "eso significa un agobio tanto para profesores y estudiantes. El nivel de estrés y depresión juvenil en Chile son alarmantes y tienen que ver con esta enorme presión por el rendimiento y por el trabajo excesivo".