Oficialistas y opositores intensificaron sus campañas y ataques mutuos a dos semanas de las elecciones en Bolivia con el presidente Evo Morales, que busca su reelección, primero en las encuestas, y con dos postulantes de oposición en pugna por ir a segunda vuelta.

Se desconoce aún si los candidatos opositores cumplirán su propuesta inicial de retirarse al final de esta semana si según encuestas propias no llegan a menos de diez puntos de Morales, favorito en las encuestas oficiales.

Las encuestas coinciden en dar al empresario Samuel Doria Medina, de Unidad Demócrata (UD), como segundo candidato más votado y al ex presidente Jorge Quiroga (2000-2002), de la Democracia Cristiana, como tercero. 

El ex comandante militar Alvin Anaya, hoy candidato a senador por UD, expresó la seguridad de que Quiroga cumpla su propuesta de junio y se retire "porque toda la oposición debe lograr unidad en torno a un solo proyecto".

Pero Quiroga anunció esta semana que no renunciará a su candidatura pues, según sus encuestas, está en franco ascenso y a punto ya de superar a Doria Medina.

Según la última encuesta de la revista Poder y Placer, la intención de voto da el 52,5 por ciento a Morales, 16,7 a Doria Medina, 8,6 a Jorge Quiroga, 2,8 a Juan del Granado (Movimiento sin Miedo) y 0,7 a Fernando Vargas (Partido Verde). 

El oficialismo da por descontado su triunfo el 12 de octubre pero persisten dudas sobre el voto rural donde se denunciaron advertencias de azotar a quienes voten por Evo Morales pero marquen en favor de opositores las casillas para senadores y diputados.

La gente de varias comunidades protesta porque eligió a sus propios candidatos a senadores y diputados, pero la cúpula del Movimiento al Socialismo (MAS) designó a otros, incluso de otra ideología, en base a acuerdos políticos para ganar mayoría.

En ese panorama, la jerarquía católica rechazó la consigna oficialista de control del voto rural y varias organizaciones de la sociedad civil exigen a los candidatos de mayor difusión de sus programas para garantizar "el voto informado y transparente".

Los obispos recordaron que "no es lícito ni democrático que partidos políticos, comunidades, organizaciones sociales" pretendan canalizar el llamado "voto consigna" porque "soslayan la libertad de pensamiento y la libre expresión".

Por otra parte, dirigentes medios del MAS advirtieron que el favoritismo en las encuestas generó un "triunfalismo" que deja el peso de la campaña en hombros de sus dirigentes, que comenzó a reflejarse en las declaraciones de intención de voto.

Según la última encuesta publicada por el diario El Deber, de Santa Cruz, la intención de voto en favor de Morales bajó del 56 por ciento en agosto al 54 por ciento este mes y la encuesta de Poder y Placer le da ahora 52,5. 

Nélida Sifuentes, dirigente del MAS, reconoció que "hay algunos sectores que dicen que no es necesario hacer campaña, no podemos confiarnos y mucha gente piensa que ya somos ganadores y que vamos a triunfar al 100 por ciento y no es así".

Al lanzar su campaña, en julio, Morales recomendó a los militantes de su partido "movilizarse, hay que informar al pueblo como si estuviéramos perdiendo las elecciones. No hay que confiarse".

El viernes, el presidente se presentó a las cinco de la madrugada en el puesto de peaje de la autopista que une a La Paz con El Alto, la más transitada del país, y durante 30 minutos entregó panfletos y remeras (polos) a la gente.