Si hay algún aspecto que en los últimos años ha friccionado las relaciones entre Estados Unidos e Israel es el caso de Jonathan Pollard. Por años el gobierno israelí le ha pedido a Washington, su más estrecho aliado durante cinco décadas, que le entregue a ese espía estadounidense, en prisión desde 1985 por suministrar documentos e información secreta y sensible a agentes israelíes. Ahora parece que hubiese llegado el momento.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, viajó la noche del lunes con el objetivo de ponerle un balón de oxígeno a las maltrechas conversaciones entre palestinos e israelíes. El objetivo inmediato es prolongar por un año el proceso negociador iniciado en julio pasado y cuya fecha límite se cumple el 29 de abril. Diversas fuentes, citadas por el diario israelí Haaretz y la agencia The Associated Press, coinciden en afirmar que Kerry puso en la mesa la liberación de Pollard para que el gobierno de Benjamín Netanyahu acceda a otras demandas y así los palestinos acepten extender las tratativas.
El jefe de la diplomacia norteamericana, quien ya lleva 12 viajes a Medio Oriente en 14 meses en el cargo, y que regresó ayer a Bruselas, trabaja un acuerdo con israelíes y palestinos, que incluya la extensión de las negociaciones, que los palestinos no hagan nuevos movimientos unilaterales en Naciones Unidas, la liberación de Pollard antes de la Pascua judía (que comienza el 15 de abril), la liberación por parte de Israel de un cuarto grupo de 26 prisioneros palestinos encarcelados antes de los acuerdos de Oslo (1993), la puesta en libertad de otros 400 palestinos que "no tienen sangre en sus manos", y el congelamiento de las colonias judías en Cisjordania, con la excepción de Jerusalén oriental.
Sin embargo, la cancelación del viaje de regreso de Kerry programado para hoy, específicamente a Ramala, poco después que el Presidente palestino Mahmoud Abbas firmó la solicitud del Estado palestino ante 15 agencias de la ONU, hizo temer que el eventual acuerdo se había ido al tarro de la basura. Pero el secretario de Estado declaró ayer que quiere continuar con las negociaciones.
Desde Washington, la Casa Blanca dijo que Barack Obama no ha decidido aún si autorizará o no la liberación de Jonathan Pollard, de 59 años.
El caso del espía estalló en 1985, cuando fue detenido y acusado de entregar a Israel miles de documentos secretos sobre actividades de inteligencia norteamericanas en el mundo árabe.
Poco antes, el entonces analista de inteligencia de la Armada estadounidense vio cómo la embajada israelí rechazó su solicitud de asilo político y se negó a acogerlo. Pero una década después Israel le concedió la nacionalidad y en 1998 lo reconoció oficialmente como agente israelí. Fue ese año cuando Netanyahu, al frente de su primer gobierno, comenzó a exigir la entrega de Pollard, quien nació en Texas, en el seno de una familia judía.
La información que entregó Pollard habría ayudado a Israel a bombardear en 1985 el cuartel general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) entonces instalado en Túnez y a asesinar a Abu Jihad, el número dos de la OLP en 1988.
El espía, quien fue condenado en 1987 a cadena perpetua, cumple su sentencia en Carolina del Norte, pero tiene derecho a solicitar libertad condicional en noviembre de 2015.