Aún fresco el escandaloso caso del cineasta iraní Jafar Panahi, condenado a seis años de cárcel y con la imposibilidad de filmar o viajar al extranjero por los próximos 20 años, se sumó la compañía bielorrusa de teatro Belarus Free Theater, cuando el fin de semana dos de sus integrantes fueron encarcelados por el gobierno de ese país europeo.
Natalia Kolyada y Artiom Zhelezniak fueron detenidos por la policía en la capital Minsk y ayer dejados en libertad bajo fianza. Kolyada ahora se oculta con su marido y co-fundador de la compañía, Nikolai Khalezin, de la política represiva del presidente Aleksandr Lukashenko. La detención de los integrantes de la Belarus Free Theater, ampliamente conocida en Europa, generó una protesta en Londres, donde participaron entre otros, Mick Jagger y el actor Ian McKellen.
Desde el 2005, la Belarus Free Theater realiza performances en la clandestinidad en las que denuncia las violaciones a los derechos humanos del régimen: "Cada uno de nosotros podría ser sacado de la calle, de su departamento o de cualquier otro lugar al que vayamos", señaló Natalia Kolyada en entrevista telefónica con el New York Times. Por lo pronto, la agrupación ve amenazada su participación en el Festival Under the radar, de Nueva York, que se realiza en enero, para presentar su aplaudida obra Being Harold Pinter.
La compañía nació como respuesta a las políticas estatales que regulan casi todas las actividades sociales, económicas, políticas y mediáticas del país. La policía armada solía irrumpir en las presentaciones clandestinas y gratuitas que la compañía realiza en departamentos privados, hasta que en agosto del 2007, durante el estreno de la performance 11 shirts (11 camisetas), de Edward Bonda, la policía se llevó detenidos a actores, director y a la audiencia, 50 personas en total. Luego de un interrogatorio de tres horas, la audiencia fue liberada. A partir de entonces el acoso policial a la compañía fue más intenso, interrumpiendo ensayos y encarcelando a sus miembros por breves periodos de tiempo, usualmente antes de un estreno. Las presentaciones son anunciadas por mensaje de texto a un grupo selecto de personas.
ARTE Y LIBERTAD
Aún en el siglo XXI es posible encontrar casos de violaciones a la libertad de expresión tan flagrantes como estos. El artista plástico chino Ai Weiwei, quién el pasado 2 de diciembre fue arrestado por la policía de su país minutos antes de embarcarse en un vuelo que lo llevaría a Seúl, es un buen ejemplo. Weiwei, autor del diseño del estadio olímpico de Beijing conocido como Nido de Pájaro, se dirigiría a la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz otorgada a su compatriota Liu Xiaobo. Las autoridades del país asiático señalaron que su detención se debía a que sus actos podían afectar la seguridad nacional de China. Weiwei tiene una instalación en la galería Tate Modern de Londres llamada Sunflowers Seeds, pero por ahora continúa en arresto domiciliario.
Los casos de persecución política a artistas no solo ha existido en Europa Oriental y Asia. En Chile, el 22 de abril pasado la documentalista Elena Varela fue declarada inocente y puesta en libertad luego de siete juicios en su contra. El año 2004 fue involucrada en un asalto al BancoEstado en el cual fueron robados 20 millones de pesos y el 2005 fue inculpada en el robo con homicidio de la plaza de pagos del INP de Machalí, que terminó con la vida de 4 personas. La fiscalía no pudo encontrar pruebas suficientes y fue liberada junto a otros inculpados. Durante ese periodo ella se encontraba en la producción del documental Newen Mapuche, que fue estrenado el 13 de octubre en el Cine Arte Alameda. "Es un problema de paranoia de la justicia contra las personas que luchan, y ellos tratan de encontrar apoyo político porque sería muy mal visto que hubiera censura en Chile", señaló Varela. El documental será exhibido próximamente en la 4° versión del Festival de Documentales Pintacanes.
Uno de los casos más recordados es el del cineasta Pablo Perelman y su película Imagen Latente, filmada a fines de la dictadura militar pero que no pudo ser exhibida en Chile hasta el retorno a la democracia: "En cualquier situación el cine, en particular, puede ser una especie de conciencia crítica de la sociedad", explica. Perelman conoció a Jafar Panahi durante el Festival de Cine de Valdivia de 2006: "Era impresionante su humildad e inteligencia, lo que se nota especialmente en su obra. Usa temas sencillos, como el caso de Offside -la historia de unas adolescentes iraníes que no le está permitido ir al estadio a ver fútbol-, pero que es políticamente desafiante contra el totalitarismo", finaliza.