Un nuevo escenario para el trabajo y la gestión de personas
Curso: Gestión del Capital Humano
<p><b>Profesor:</b> Gerson Volenski</p> <p>Hoy, las empresas enfrentan cambios significativos en el mundo del trabajo. Se imponen nuevas y desconocidas reglas del juego, y se modifican las relaciones entre las organizaciones y sus colaboradores.</p>
Entender el contexto económico, tecnológico y demográfico del actual escenario global de negocios, es vital para alinear el rol de los profesionales de la Gestión del Capital Humano frente a diversos grupos de interés o “stakeholders”, entre los que se encuentran trabajadores, empresarios, clientes, directivos y la comunidad en general.
En este afán, los profesionales que participan en la Gestión del Capital Humano, ya sea desde el staff (departamento de Recursos Humanos) o desde la línea (directivos y jefaturas), deben conocer el nuevo escenario en que desempeñan su trabajo. Asimismo, tienen que buscar una adecuada coherencia y sintonía con las acciones que realizan para apoyar a su organización a competir y sobrevivir en un mundo cambiante y complejo.
Ante este cambio en el campo laboral, debemos tener presente los distintos contextos que lo conforman: económico, tecnológico, ético y demográfico-social.
Contexto Económico
La globalización está marcando el rumbo de las economías mundiales y locales. El creciente movimiento de bienes y servicios, información, personas y recursos financieros, se da en un mundo cada vez más interconectado, globalizado y sin fronteras.
Las economías se enfrentan a la hipercompetencia, lo que se traduce en una fuerte disminución de los márgenes de industrias tradicionales, procesos de concentración societarios y la presencia de consumidores más exigentes e individuales en sus necesidades y expectativas.
Esta situación ha llevado a la empresa a una búsqueda incesante de economías de escala (ahorros en la producción y comercialización de los productos) para sobrevivir. Este aspecto se ha manifestado con claridad en dos fenómenos que aparecieron con fuerza desde la década anterior:
a) Un fuerte crecimiento en la cantidad de fusiones y adquisiciones en diversas industrias. Este fenómeno tiene origen en la búsqueda de economías de escala y, por supuesto, ha impactado de forma directa en el capital humano de esas compañías: procesos masivos de desvinculación y la consiguiente aparición del "outplacement" como un nuevo proceso que se integra a la gestión de personas.
b) La internacionalización o salida de empresas locales hacia nuevos mercados, particularmente en el contexto latinoamericano. Este proceso se observó con fuerza en algunos sectores, como el de distribución de electricidad, comercio y extracción de recursos naturales, en países como Argentina, Brasil, Perú y México. También ha ocurrido en el mundo de los servicios, como por ejemplo universidades de la región que han abierto sedes en Estados Unidos para dictar algunos de sus programas.
Contexto Tecnológico
Un aspecto clave es comprender cuáles son los patrones con que opera el cambio tecnológico en la industria o sector en que participamos y cómo impactarán en los productos o servicios que producimos, en nuestra forma de organización y en el trabajo que realizan las personas. Se debe poner particular énfasis en el notable desarrollo de las tecnologías de la información, el impacto de las redes sociales y nuevas modalidades laborales, como el teletrabajo.
Contexto Ético - Valórico
Particularmente en nuestro país, y tal vez con cierto rezago respecto de otros en la región, se ha instalado una suerte de desconfianza creciente hacia las instituciones. Esta desconfianza está presente en todo tipo de agrupación de personas (consumidores, trabajadores, estudiantes, hinchas del fútbol e incluso feligreses) y tiene que ver con una percepción generalizada de abusos de toda índole. El cuestionamiento ético de la ciudadanía puede llegar a tener un impacto profundo en la calidad de las relaciones entre las personas y las instituciones. Por supuesto, el ámbito del trabajo no escapa a ello.
Contexto Demográfico – Social
Uno de los desafíos que enfrentan las multinacionales es la “gestión de la diversidad”. Y es que la democratización de la sociedad ha impuesto con fuerza el principio de la no discriminación en el mundo del trabajo. Esto se aplica en diversos aspectos de la condición humana: raza, sexo, religión y origen socioeconómico.
Otros aspectos específicos del contexto demográfico-social tienen relación con la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral, el envejecimiento de nuestra población, el aumento constante en la esperanza de vida y el impacto de sistemas de jubilación basados en nuevos mecanismos de pensiones.
¿A qué se refiere el concepto de empleabilidad y cuáles son sus alcances en el ámbito laboral?
Se trata de un concepto que es necesario mirar con atención, pues se enfoca en un nuevo paradigma. Si bien existen varias definiciones, podríamos decir que “empleabilidad” es la capacidad personal para desarrollar una actividad que satisfaga las expectativas económicas, sociales y de desarrollo a lo largo de la vida.
Debemos entender que hablamos de “desarrollar una actividad” y no necesariamente de “tener un empleo”. Este desarrollo (trabajo) tiene que ver con múltiples formas de actividad: profesional independiente o de “portafolio” (con múltiples empleadores), socio o proveedor. Empleo, en cambio, tiene que ver con relaciones de dependencia regidas por contratos de tipo jurídico-laboral.
Otras definiciones dan cuenta de la empleabilidad entendida como una especie de “atractivo profesional” para los tiempos actuales: espíritu emprendedor, resiliencia (capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de dolor emocional), flexibilidad, inteligencia emocional, red de apoyo profesional (networks), orientación a resultados, capacidad para vincularse, entre otros.
En definitiva, la empleabilidad requiere de un buen grado de conocimiento sobre sí mismo, una clara visión del proyecto personal y profesional que se quiere alcanzar y un alto grado de coraje y perseverancia para lograrlo. Subyace el hecho de que el trabajador se hace cargo de su proyecto profesional y toma el control de su propia carrera, en otras palabras, se reinventa permanentemente y, por ende, se libera de la inseguridad y la incertidumbre asociada a la dependencia.
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