Hasta hace tres meses, a las tiendas de diseño independiente ubicadas en un patio interior de Merced 346 -frente al Teatro Ictus- llegaba gente, pero no en masa. Lo visitaban clientas de la boutique Hall Central, quienes compraban regalos en el bazar Ahora o Nunca o mamás que querían ver ropa para sus hijos en Miniatura.

Pero desde que hace dos meses, el catalán Manolo Aznar, abrió su acogedor café-almacén Colmado, que no solo cambió el perfil del público que solía entrar a ese rincón, sino que lo duplicó. Así lo corrobora una de las dueñas de Ahora o Nunca, Daniela Becerra. También la encargada de Las 7 Vidas del Mueble, Carmen Gloria Armijo, que cuenta que después de almorzar en ese lugar, las personas aprovechan de pasearse y comprar en sus tiendas. "Vienen hartos españoles también", asegura Armijo.

¿Qué atrae a los nuevos visitantes? El café que se muele en el local al momento de servirlo, la variedad de panes de molde, los sándwiches de papas con pimientos, las patatas bravas, la salchicha catalana con salsa agridulce y cebolla caramelizada, y la torta de chocolate, frambuesa y cerveza negra. Llegan por eso y también por los precios razonables, dicen sus dueños.

El chef catalán Manolo Aznar (36) y la diseñadora chilena Ina Olavarría (34) se conocieron en Barcelona y se vinieron a Santiago hace tres años con una idea fija: abrir una cafetería con "café de verdad". La idea la empezaron a trabajar en 2010 y aunque surgieron varias alternativas, el nicho seguía siendo el mismo. "Es que acá la cultura del café es mala, precaria", apunta Manolo.

En las conversaciones fue surgiendo otra idea: la de incorporar un almacén con productos gourmet. Zanjado el proyecto, buscaron un sitio en el barrio Lastarria, porque les parecía más cosmopolita. Después de refaccionar durante meses el local, abrieron hace dos el Colmado, con 16 mesas (que son antiguos pupitres) para sentarse a degustar las exquisiteces.

Todo lo que está ahí, cuenta Manolo, es de elaboración propia. El café, de hecho, lo traen verde desde Perú y Colombia y lo tuestan en Santiago 15 días antes de llevarlo a la tienda. "Y se muele acá para que se mantenga el aroma", explica el chef.

El boca a boca ha sido lo más efectivo para atraer público. "Llegan hartos españoles, porque encuentran a sus compatriotas y, además, sus platos típicos. Eso les gusta. Y los santiaguinos se sienten cómodos con esto de que todos terminen hablando con todos y juntando las mesas como en España", sostiene Aznar.

Las decoración del local llama la atención: del techo cuelgan frascos de jugueras que hacen de lámparas y en cada mesa hay pequeñas tazas que cumplen la función de azucareros. Como en casa.

En cuanto a los productos gourmet, el "Colmado" se ha hecho ya su fama entre los vecinos por el pan de molde de centeno ($ 2.200) y su queso de oveja de Coyhaique). Nada de mal lo han hecho los embutidos 100% catalanes y chocolate orgánico, que es ecuatoriano.