La especie Dissostichus eleginoides o merluza negra o bacalao de profundidad-entre otros nombres- es considerada una mina de oro de los mares antárticos. El pez, que mide hasta 2,5 metros, puede costar 45 mil pesos por kilo en EE.UU., uno de sus principales mercados, junto a los de China, Singapur, Corea del Sur y México.
Endémico de las aguas antárticas y subantárticas, incluyendo los océanos Pacífico Suroriental, Atlántico Sudoccidental e Índico, también se encuentra en el cono sur americano y el talud continental de Chile, Perú y Argentina, y a pesar de su amplia distribución, hoy está sobreexplotado, la pesca restringida a nuevos operadores, existiendo cuotas anuales globales de captura.
Pero eso no detiene a los pesqueros que ilegalmente salen tras ellos cada año. De acuerdo a la organización ecologista Sea Shepherd, desde hace más de una década, seis barcos ilegales han estado depredando el Océano Austral, los denominados “Seis Bandidos”: Thunder, Perlon, Yongding, Songhua, Kunlun y Viking, todos capturados o hundidos en el último año, tras una campaña de la organización. Dos de ellos eran capitaneados por chilenos.
Al autohundimiento del Thunder, en abril de 2015 (ver recuadro), en Santo Tomé y Príncipe, se sumó a fines de febrero la captura del Viking, en Indonesia, embarcación hundida por las autoridades el 14 de marzo. Su capitán, Juan Domingo Nelson Venegas González (57), chileno, fue detenido y podría enfrentar una condena de hasta siete años.
Venegas, de origen puertomontino, figura con dos licencias como patrón de pesca, entregadas por la Armada y no renovadas, según publicó el diario La Estrella, de Valparaíso.
“El Viking, pesquero ilegal de bacalao de profundidad, fue foco de la campaña Operation Icefish 2015-16, llevada a cabo por Sea Shepherd Global desde fines de 2015. Este barco llevaba 13 años realizando actividades pesqueras ilegales en aguas antárticas y era requerido por la Interpol y 13 países”, cuenta Carolina Henríquez, directora de Sea Shepherd en Chile.
Si bien el barco ya había sido detenido en Malasia el año pasado, tras el pago de multas fue liberado con su carga. Desde entonces fue seguido por casi dos meses por el Steve Irwin -uno de los barcos de la organización- hasta que llegaron a las costas de Indonesia y fueron detenidos.
El país del sudeste asiático tiene una dura política contra la pesca ilegal y, sólo el año pasado, hundieron más de 100 barcos para contrarrestrarla. Allí, la tripulación del Viking, compuesta por indonesios, argentinos, peruanos y chilenos, espera el juicio correspondiente.
Rápida campaña
En diciembre de 2014, Sea Shepherd inició la campaña contra la pesca furtiva y en 15 meses logró dejar en manos de las autoridades a las tripulaciones de seis barcos piratas.
El Thunder, el primero en caer, les costó 110 días de persecución desde la costa antártica al Océano Índico. Luego localizaron al Kunlun, el Yongding y el Perlon y los dejaron en manos de Nueva Zelanda que no logró abordarlos, y fueron detenidos más tarde en Malasia, el primero, y en Cabo Verde, los otros. Todos tenían orden de detención de Interpol (ver imágenes).
El nuevo objetivo
“El hundimiento del Thunder pudo ser el fin de la persecución, pero fue también el comienzo del esfuerzo más concentrado en la historia de la pesca ilegal en Antártica. Hoy, a un año de que la nave se hundiera, ninguna de las naves de los ‘Seis Bandidos’ está operando”, dijo el capitán del Steve Irwin, Sid Chakravarty, en un comunicado.
Con el hundimiento del Viking, Sea Shepherd finalizó la Operation Icefish 2015-16 y ahora se enfoca en la Operación Driftnet (redes de deriva), cuyo foco es recabar pruebas e información sobre las operaciones de la flota Fu Yuan Yu (de bandera china), conocida como los “Seis Granujas”, cuenta Henríquez.
Dichas naves utilizan redes de deriva, una técnica de pesca prohibida desde 1992 por el impacto que tiene en la fauna marina. De acuerdo a Henríquez, la tripulación a bordo del Steve Irwin confiscó una red abandonada por uno de los barcos y en cinco kilómetros de ella encontraron los cadáveres de 321 animales, incluyendo delfines, tiburones, atunes, leones marinos, entre otros.
“Luego de documentar suficientes pruebas, que fueron entregadas a las autoridades, el Steve Irwin persiguió al Fu Yuan Yu 076 hasta Hong Kong, donde se informó a las autoridades chinas de la situación. Las seis naves fueron llamadas a puerto a prestar declaraciones y enfrentar a la justicia. Es el gobierno chino ahora el que va a llevar a cabo la investigación sobre estos crímenes, pero al menos los 6 Granujas están ahora también fuera de los océanos”, dice.