El fenómeno conocido como calentamiento global que es consecuencia de la emisión de gases efecto invernadero está estrechamente relacionado con la generación de dióxido de carbono (CO2). Se calcula que la producción de CO2 es responsable del 77 por ciento de estas emisiones. La liberación de dióxido de carbono está asociada al consumo de bencina, petróleo, gas y otros combustibles y a la generación de electricidad. Por lo tanto, todos los productos y servicios contribuyen a la emisión de gases efecto invernadero, ya sea a través de su fabricación o transporte o mediante su comercialización y consumo.

Estas emisiones causadas directa o indirectamente por un individuo, organización, evento o producto es lo que se conoce como huella de carbono. Si bien hasta ahora este índice de impacto ambiental está recién siendo considerado como un indicador voluntario en mercados de la Unión Europea, la tendencia muestra que su relevancia irá en aumento. Así lo señaló el Ministro de Agricultura, José Antonio Galilea, en el marco de un seminario realizado por la Universidad Católica sobre el tema. "Todo indica que la emisión de la huella de carbono será un factor de competitividad relevante en los mercados internacionales. Este aspecto es de vital importancia ya que prácticamente la mitad de los envíos nacionales va dirigido a países que están estableciendo regulaciones en esta materia", sostuvo.

La autoridad agregó que de acuerdo a las normas del Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC), el sector silvoagropecuario chileno estaría en la categoría de carbono neutro. El desafío, por lo tanto, sería consolidar esta situación para fortalecer el desarrollo agrícola, ganadero y forestal y evitar futuros costos debido al endurecimiento de nuevas disposiciones de gestión ambiental. "Queremos aunar esfuerzos públicos y privados para identificar y adoptar medidas de mitigación que reduzcan las emisiones en toda la cadena de producción agropecuaria, así como aumentar las capturas de CO2 en el sector forestal", dijo.

El encuentro internacional Huella de Carbono en el Sector Silvoagropecuario fue organizado por el Centro de Cambio Global UC en conjunto con la Embajada de Nueva Zelanda y la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal.

Australia y Nueva Zelandia comparten una posición de liderazgo en temas de cambio climático en el mundo. Ambos países han desarrollado protocolos de medición y de certificación de huella de carbono mediante iniciativas públicas y privadas. La experiencia neozelandesa tiene especial relevancia para las exportaciones chilenas porque muchos de sus productos silvoagropecuarios compiten con los nacionales en los mercados extranjeros.

Uno de los dos invitados extranjeros al seminario encargado de exponer el caso de este país de Oceanía fue Ann Smith, General Manager Technical del programa carboNZero de Landcare Research, experta en sistemas de contabilidad de carbono y procesos de certificación. La especialista explicó el trabajo en huella de carbono que desarrolla la organización de investigación gubernamental neozelandesa, Landcare Research. Se refirió a su programa de certificación de gases invernadero, al valor de esta certificación y detalló algunos estudios de casos sobre empresas con las que han trabajado.

Smith explicó que si los consumidores quieren elegir productos que tienen un bajo impacto de carbono, necesitan información sobre las emisiones de gases invernadero de todo el ciclo de vida de éstos y no sólo la que se limita a su transporte al mercado. Puntualizó que la huella de carbono de un producto o de un servicio es un inventario de todas las emisiones, desde la extracción de las materias primas, pasando por el procesamiento, empaque, distribución, retail, uso por el consumidor y luego desgaste del producto. Por esta razón las investigaciones impulsadas por el gobierno de Nueva Zelandia han buscado establecer las emisiones totales de sus productos claves de exportación como lácteos, cordero, vacuno, vino, kiwi y una serie de otras frutas. "Esta ha sido una investigación de suma utilidad y ha ayudado a posicionar los productos de Nueva Zelanda mucho mejor en los mercados en el exterior", señaló.

Explicó que el programa carboNZero, que partió como un proyecto de investigación en Landcare Research, es hoy un sistema de certificación de gases invernadero internacionalmente acreditado que opera en Nueva Zelandia, Reino Unido, Australia, Sudamérica y los Emiratos Árabes Unidos. Proporciona herramientas y recursos que permiten que las empresas puedan medir, manejar y disminuir sus emisiones y gestionar la huella de carbono de sus organizaciones, productos y servicios.

Entre los casos que expuso, mencionó a las compañías vitivinícolas neozelandesas, certificadas como carbono cero antes del 2006. Dos años después de este proceso, su organización encargó un estudio independiente que estableciera el valor de la certificación para estas empresas. "La investigación tomó en cuenta el costo de la certificación, la cantidad de dinero invertido en tecnología para reducir la emisión de gases y el dinero gastado en publicidad para promover su certificación. El retorno de la inversión fue de 14 veces el costo de la certificación", afirmó.

Entre los expositores del seminario realizado en el Centro de Extensión de la UC estuvieron Francisco Meza, director del Centro de Cambio Global; Trevor Stuthridge, gerente de SCION, empresa vinculada a la industria forestal neozelandesa; Claudia Ferreiro de Conama y representantes de las empresas Colbún, Arauco y Vinnova.