Se veía venir. Desde la sufrida clasificación nacional a los Panamericanos de Toronto, empatando y ganándole a Brasil en Mar del Plata, que los Tupís confirmaban las amenazas a la hegemonía del rugby sudamericano. Con la derrota de los Cóndores, en Viña del Mar la semana pasada, sólo se ratificó aún más el emergente poder.
La razón es clara: la Confederación Brasileña de Rugby (CBRu) está haciendo un trabajo serio. Todo arrancó en 2010. Allí, los dirigentes de la ovalada verdeamarilla idearon un plan de crecimiento, expansión y difusión del rugby, proyectado a 2030, donde esperan formar parte de las potencias de este deporte.
"La CBRu tiene un aporte económico importante del Comité Olímpico Brasileño y del Gobierno, además de la World Rugby. Eso, sumado a los auspiciadores, los tiene invirtiendo para tener un equipo competitivo", resume Andrés Romagnoli, ex head coach de los Pumas 7's y, actualmente, en el siete de Brasil.
El Pájaro trabaja hace ocho meses sobre los cimientos que dejó el neozelandés Scott Robinson, actual encargado de las inferiores de los All Blacks.
La prioridad es el seven
El debut de la modalidad seven a side en los JJ.OO. de Rio de Janeiro es otro aliciente para que el gigante sudamericano juegue sus fichas en la ovalada. La World Rugby (ex IRB) y la Consur también han enfocado sus fuerzas en apoyar a los Tupís.
En damas, Brasil es históricamente la gran potencia subcontinental. De hecho, el siete femenino ha ganado todos los certámenes de esta parte del continente desde que comenzaron, en 2004, donde además nunca han perdido un match. Sin dudas, son las claras candidatas a quedarse con el oro en los Panamericanos de este año, y pelear por una presea en los Juegos del próximo año.
En varones está el desafío. Para ello, la Confederación ha apostado a la profesionalización, y está trabajando con una base de 20 jugadores abocados totalmente al seven. Entrenan cuatro días a la semana, reciben un sueldo y viven juntos.
Un referente histórico en el proceso es Luca Duque. El capitán tupí, de 30 años de edad, es enfático: "Brasil está llegando. Estamos trabajando bastante la parte física, y eso se ha notado en los partidos frente a Uruguay y Chile, que están siendo muy parejos".
Con su experiencia, Romagnoli sabe que en Brasil no están improvisando, y anuncia que "la proyección es muy grande. Es un país deportivo y enorme. Falta que prenda un poco más en televisión, más patrocinio y estaremos allí".
Se entusiasma el rugby brasileño, que desde el alto rendimiento comienza a elevar su nivel, amenazando con convertirse en una nueva potencia mundial.