En plena época de la Gran Depresión, un período marcado por una grave crisis comercial y financiera de alcance internacional, el paulatino auge del Nacionalsocialismo, Charles Chaplin, Marlene Dietrich, el Swing o el Jazz; Colo Colo y un club fundado por inmigrantes italianos disputaban en Chile un apasionante encuentro de definición por el título. Aquel 8 de diciembre de 1932, el derrumbe de una de las galerías del Estadio Italiano, recinto que acogía  el partido, causó la muerte a tres personas y dejó alrededor de 130 heridos. Pese al triunfo provisorio de la escuadra colocolina, el campeonato quedó vacante. Un año más tarde el fútbol se profesionalizó en Chile y, en 1936, el susodicho club de colonia logró adjudicarse su primer campeonato oficial. Su nombre era Audax Italiano.

Clásico Criollo

Los buenos resultados del conjunto itálico se prolongaron durante las dos décadas siguientes, y se saldaron con la obtención de dos campeonatos más. Fue precisamente tras la consecución de la tercera estrella, en 1948, cuando la rivalidad con aquel equipo cuyo enfrentamiento nunca había llegado a resolverse 25 años atrás, comenzó a ganar fuerza.

Colo Colo y Audax tenían, sin embargo, otra cosa en común, un rasgo que explicaba, en realidad, el germen de dicha disputa. "Audax tenía un equipo de auténticos chilenos. No tenía jugadores extranjeros y esos futbolistas eran la base de la selección nacional. Pasaba lo mismo con Colo Colo, así que la rivalidad se mantuvo durante años y fue fuerte. Nosotros no nos saludábamos, no nos podíamos ver porque aquello era una guerra, pero sólo dentro de la cancha". Hernán Clavito Godoy es quien rememora tan vetusta rivalidad, con el conocimiento de causa que le otorga el hecho de haber formado parte del plantel floridano durante las décadas de los 60 y los 70, y de haber dirigido más tarde desde la banca al club de colonia en los años 80 y los albores del siglo XXI.

"Por desgracia, ya no queda prácticamente nada de aquello, porque con el tiempo pasaron a ser más importantes los clásicos contra las otras colonias", termina, con un punto de nostalgia en su voz, el veterano técnico de Vallenar.

Clásico Metropolitano

Cuando uno piensa en Clásicos Metropolitanos, probablemente lo primero que le viene a la cabeza son los grandes duelos librados entre las principales potencias contemporáneas de la capital: Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica. Sin embargo, a lo largo de la historia del fútbol profesional en Chile, otros choques fratricidas lograron acaparar en su momento toda la atención de los hinchas santiaguinos. "Magallanes-Santiago Morning es el Clásico de antaño, pero también un Clásico de siempre, porque son los equipos de los viejos y porque con el Chago coincidimos en todas las divisiones. En Tercera, en Primera B y en Primera", explica Patricio Moya, dirigente de la entidad carabelera y fundador de la primera barra juvenil de Magallanes.

Y es que el cara a cara entre estos dos conjuntos históricos, padres del profesionalismo, representaba también el enfrentamiento entre dos sectores de la Región Metropolitana; el oriente, encarnado por Santiago Morning; y el poniente, al que se circunscribía el Club Deportivo Magallanes. "Recuerdo que cuando jugábamos en Santa Laura, el estadio estaba lleno. Magallanes, con su Bandita de Manojito de Claveles, que todavía sigue existiendo,  animaba los partidos, y el equipo era el mismo, del 1 al 11, todos los domingos", rememora Clavito Godoy, quien en su largo peregrinaje por el fútbol chileno, llegó a defender la camiseta del "Viejo y Querido" y a dirigir, en tres etapas diferentes, a la escuadra microbusera.

"Al último Clásico sólo fueron 500 personas, y un clásico al que van 500 personas deja de ser un Clásico. Los hinchas de los dos equipos son, en general, gente mayor, pero están empezando a venir ahora los nietos de esa gente, con los que ojalá que podamos formar una nueva generación", lamenta Moya.

Clásico Padre-Hijo

Si los duelos entre Santiago Morning y Magallanes estaban presididos por un aire fratricida, los que enfrentaban a éste último con Colo Colo constituían un flagrante parricidio.

Todo comenzó en un bar, uno de esos escenarios en donde a menudo comienza todo. Un bar llamado Quitapenas, situado en la Calle Recoleta, frente al Cementerio General. Corría el año 1925 cuando un grupo de jugadores de la disciplina de Magallanes, disconformes con el funcionamiento del club, sentaban en el mentado local las bases de la fundación de una entidad nueva. Un nacimiento que resultaría ser doble; el de un equipo, Colo Colo; y el de una ineludible rivalidad que muy pronto comenzaría a conocerse como el Clásico de la Chilenidad.  "Hay dos Clásicos de verdad en Chile: Colo Colo-La U y Colo Colo-Magallanes". Así de claro lo tiene Patricio Moya. Y así de simple resulta su explicación: "Clásicos como el Colo Colo-Magallanes le hacían bien al fútbol, porque eran partidos bonitos a estadio casi lleno en los que se hacía un show en el entretiempo. No como los clásicos de ahora en que las barras sólo van para tirar bengalas y bombas de ruido, y no para ver fútbol".

Un Clásico, pues, venido a menos dado el escaso protagonismo acaparado por Magallanes a lo largo de los últimos decenios. Una realidad que, en palabras de Patricio Moya, no resta al enfrentamiento ni un ápice de su verdadera esencia: "Todavía queda algo de todo aquello, porque si Magallanes vuelve a Primera volverá a ser un Clásico al que vaya mucha gente. Sería muy lindo, porque el papá de Colo Colo quiere volver a jugar contra su hijo".

Clásico de Independencia

"Por mi experiencia diría que siempre ha habido un nivel de competencia y una rivalidad especial entre Unión y Católica. Una rivalidad deportiva en la que unos no podían aceptar a los otros en el mismo barrio", manifiesta Pedro García, leyenda viva de Unión Española en la década de los 60, a la hora de comenzar a revivir el Clásico que enfrentó a dos conjunto chilenos que, hasta 1967, fueron algo más que vecinos.

Y es que aproximadamente una cuadra y media separaban el Estadio Independencia, entonces feudo cruzado, del Estadio Santa Laura, sede de Unión Española. "La verdad es que no sé de dónde partió exactamente esta rivalidad, porque se dio inicialmente entre los hinchas, que no aceptaban que alguien de la Colonia se hiciera de Católica, que había ganado popularidad. Los jugadores teníamos una buena relación entre nosotros y recuerdo que pasábamos incluso caminando a Independencia para hacer prácticas. Cruzábamos la calle de atrás y ya estábamos allí", continúa el que fuera seleccionador nacional a comienzos del siglo XXI.

Hoy, más de 40 años después del cierre de Independencia, son muchas las voces contrarias a elevar dicho enfrentamiento a la categoría de Clásico, pero también son numerosos los hinchas que reconocen que el duelo entre ambos conjuntos sigue teniendo un aroma especial: "Antes había más identificación con los equipos por parte de los jugadores y eso favorecía que se dieran los clásicos, pero yo creo que la rivalidad de Unión con Católica sigue existiendo porque fue históricamente mayor que la que había con Audax y Palestino por el tema de las colonias", concluye el Charro.

Clásico Penquista

Pero la nostalgia no sólo parece haberse apoderado de los viejos hinchas capitalinos. En Concepción hace tiempo que extrañan uno de los clásicos más populares del fútbol en regiones: el Deportes Concepción-Fernández Vial. "Ahora arman un Clásico de la nada, pero si hay un Clásico Penquista real, el primero, el verdadero y el que siempre tendrá rivalidad eterna en la Región, ese es el Vial-Deportes Concepción. Es, trasladado a regiones, como un Colo Colo-Universidad de Chile o un Boca-River". El que habla es Héctor Alarcón, periodista de la Región del Biobío y Premio Nacional de Periodismo Deportivo en el año 2010.

"Al principio, intentaron fusionarse para competir en fútbol profesional, pero nunca se llegó a un acuerdo. El Conce ingresó primero y en Vial se picaron un poco por eso, porque su historia era mucho más larga y consideraban que tenían más derecho que Deportes Concepción, que había entrado poco menos que por la ventana", prosigue  Alarcón, antes de asegurar  que el Clásico Penquista por excelencia volverá a cobrar fuerza cuando regrese el Almirante, desaparecido en 2012 por problemas económicos.

Pese a todo, la rivalidad entre  Lilas y Aurinegros en el Gran Concepción no ha hecho más que recrudecerse con el paso de los años. Algo que, a estas alturas,  parece condenado a no cambiar, porque así es, a fin de cuentas, como funciona la verdadera competencia entre los enemigos íntimos de verdad. Y es también por eso por lo que seguimos llamando Clásicos a estos partidos, porque no envejecen nunca, porque no pasan de moda.