Vaya como dato curioso. Tres de los cuatro equipos que integran el grupo de Chile en la Copa Confederaciones y que jugaron amistosos este martes, perdieron. Australia cayó frente a Brasil, Camerún ante Colombia y la Roja no pudo con Rumania. Si vamos un poco más atrás, específicamente en la víspera de la Copa Centenario, podemos encontrar otro detalle particular: el equipo de Pizzi llegó al torneo sin ganar ninguno de los dos partidos previos al estreno de la competición, que finalmente ganó. En 2016, perdió ante Jamaica en Viña del Mar y con México en San Diego (Estados Unidos). En esta ocasión tampoco conoció de victorias: igualó con Rusia y luego sucumbió con el combinado amarillo.

Ahora bien, si alguno en el plantel de la Selección llega a creer que las derrotas en la víspera de un torneo resultan amuletos de la buena suerte, sería devastador. Si algo nos enseñó esta generación es que al menor relajo, sucumbe. Las desconcentraciones casi le cuestan la eliminación temprana en Estados Unidos hace un año. Lo salvaron del papelón en primera ronda las apariciones goleadoras de Vidal y Sánchez. Luego, desde cuartos de final, sí apareció el equipo en su máxima expresión futbolística.

Pizzi aguarda ahora en Rusia, donde la Selección ya se completó con el arribo desde Barcelona de Claudio Bravo, que se repita la historia de la Copa Centenario en cuanto a la obtención del título. Eso sí, no quiere pasar zozobras en el inicio. Por eso, en cierto modo, agradeció ver ciertas desconcentraciones en los amistosos, todas corregibles en estos días antes del debut con Camerún. Y en esos detalles hará hincapié desde hoy, cuando el plantel, ya sin Maripán y Pinares, quienes regresaron a Santiago, empiecen a preparar el duelo con los africanos.

Dicho esto, las dudas de Pizzi siguen estando en la elección del denominado jugador número 11. Los otros 10 titulares se conocen de memoria, con la única duda referente al estado médico de Bravo. A ese núcleo duro, que sale de memoria, le falta la última pieza, que el técnico quería apreciar en estos amistosos para sacar alguna conclusión. Sin embargo, las respuestas no pareció encontrarlas en la cancha.

Chile jugó con intensidad durante algunos pasajes. El resto del tiempo, sobre todo ante Rumania, el equipo estuvo apagado, errático, con la cabeza en otro lado, queriendo sacarse de encima los amistosos cuanto antes. Y aquello claramente no le sirvió de nada al técnico.

La libreta de Pizzi quedó prácticamente vacía de anotaciones positivas. Salvo el gol de Eduardo Vargas, quien no convertía desde hacía 212 días con la Roja, todo lo demás quedó pendiente para el cuerpo técnico. Desde la irresponsabilidad de Medel, quien se hizo expulsar por una agresión sin sentido, pasando por el grueso error de Johnny Herrera en el tercer gol en Cluj, y la poca capacidad de recambio real que tienen los titulares ante una mediana exigencia. Ni siquiera en el más alto nivel.

Aunque Macanudo no dramatizó tras lo sucedido en Cluj, lo cierto es que la derrota trajo consecuencias. No tanto en el ambiente interno como sí en los planes futuros. Porque fijando la vista en el Mundial de Rusia, comienza a cobrar mucha importancia, más allá obviamente de la tabla de las Eliminatorias, la ubicación en el ranking FIFA. Un escalafón por muchos con cierto tufillo engañoso, pero que a la postre determina a los siete cabezas de serie de la cita planetaria, excluyendo al país organizador. Y eso sí que toma importancia en caso de clasificar.

Con el empate en Rusia y la derrota con Rumania, la Roja aparecerá en el puesto 9 del ranking del mes de julio. Un descenso de cinco lugares en comparación al escalafón que se publicó por el organismo hace una semana. Es decir, Chile en este momento no sería cabeza de serie en la cita planetaria si logra un cupo entre las 32 selecciones que participarán.

Un detalle que podría revertirse rápidamente si se tiene una buena actuación en la Copa Confederaciones. Pero para ello, deben quedar en el olvido las distracciones. Y es que cuando la Selección está completa, y con la cabeza únicamente metida en la cancha, suele marcar diferencias. Sobre todo ante rivales inferiores. El punto es que hoy el equipo no parece todo lo enfocado, por todos los problemas que vienen rodeando la preparación. Desde el caso Bravo, tan confuso como inexplicable, como el tema de los premios, que está muy lejos de solucionarse, la concentración no está calma. La respuesta a todo esto la dará la Selección el domingo.