Tenía 19 años cuando supo que una nueva "empresa" se había instalado cerca de su casa, en La Serena, y necesitaba a alguien para pintar un cartel. Herman Olivares venía llegando de su servicio militar y ese año ya no alcanzaba a entrar a estudiar. "Como era bueno para el dibujo fui a consultar y me dieron el trabajo. Creo que les caí simpático, porque -luego- me ofrecieron cuidar un terreno donde llegaban vehículos con sondajes para buscar agua. Les dije que sí, y desde ese entonces nunca dejé esta entidad".

El logo que pintó era para la Carnegie Institution of Washington que a fines de los 60 llegó a Chile para instalar el Observatorio Las Campanas, en el límite entre la Tercera y la Cuarta Región.

En 1971, el telescopio Swope era inaugurado y cinco años después el telescopio DuPont, pioneros en la astronomía internacional. El observatorio entraba en operaciones y se requería nuevo personal. Entonces, Herman Olivares fue enviado al observatorio.

Cuando un operador de telescopios enfermó, tuvo que suplirlo con lo poco que había aprendido. "Estaba súper asustado, pero el astrónomo no se quejó y así llevo 47 años", cuenta.

No sólo la precisión con que usaba los instrumentos hizo famoso a Herman entre los astrónomos. "Cuando niño hacía cómics sobre mis amigos. Acá empecé a hacer lo mismo en los primeros campeonatos deportivos que hacíamos con colegas de La Serena. Dibujaba copuchas o chistes y todos se reían. Después, los astrónomos me pedían que les hiciera chistes. Todos querían aparecer en ellos", cuenta.

Fue así como su trabajo de operador se fue entrelazando con el de dibujante. Mientras trabajaba con los astrónomos para captar alguna estrella o galaxia, guardaba en su memoria cada detalle de las anécdotas del diario vivir, que luego convertía en divertidos cómics, donde mezclaba ciencia, hechos reales y chascarros.

Un ejemplo: en 1994, 21 fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 chocaron contra Júpiter, ocasionando una colisión nunca antes vista en el Sistema Solar. "Yo lo tenía en pantalla y se veían los impactos en vivo. Fui una de las pocas personas del mundo en verlo", dice. No fue lo único que pasó, y ahí surgió la historieta. "Llamaron de una radio para saber más sobre el impacto del cometa. Y desde el observatorio empezaron a responder las preguntas. Lo que no sabía el locutor es que en ese tiempo la central telefónica estaba en la cocina y quien le estaba dando los datos era el chef", cuenta.

Las vinchucas cahuineras

Sus personajes estrella en los cómics son dos vinchucas cahuineras, insectos de la región, a través de las cuales cuenta los chismes del observatorio. "Uso las vinchucas para hacer reclamos y contar las mañas de los astrónomos. Al final gustaron tanto, que cuando inauguraron el telescopio Magallanes, los jefes me pidieron las vinchucas para usar junto al logo y se hicieron chapitas, tazones, etc.".

"Herman ha usado su humor amable y penetrante para representar los pequeños y divertidos desastres de un maravilloso observatorio en la cima de la montaña", dijo George Preston, en la edición especial El cahuín ilustrado, que resume 40 años de sus viñetas.

Preston es director emérito de Carnegie Science y por un cuarto de siglo se dedicó a descifrar la evolución química de las estrellas en la Vía Láctea. "Era muy simpático y está en varios de mis cómics. Cuando movía el telescopio y caía exacto en la estrella que buscaba, me daba un chocolate. Pero en la noche, con sueño, a veces no era tan preciso y me los quitaba", recuerda riendo.

En casi cinco décadas, Olivares trabajó con decenas de astrónomos, entre ellos el Nobel de Física (1964) Charles Townes, creador del rayo láser; Alan Boss, descubridor de un planeta con dos soles, y Stephen Shectman, astrónomo y creador de varios instrumentos para los telescopios Magallanes y DuPont. "A él le gustaba la ópera, lo que para mí era una tortura, porque me daba más sueño en la noche", recuerda.

Un dato que podrían haber comentado las vinchucas cahuineras, así como que todos los domingos se comía cazuela y empanadas, que un astrónomo rellenaba las galletas tritón con plátano y que los coreanos son los más simpáticos, "porque les gustan los cómics".

"He visto cómo ha progresado la astronomía en estos años. Espero tener vida para ver construido el Telescopio Gigante Magallanes (el instrumento óptico más grande del mundo, que dará su primera luz en 2022). Ver qué se descubrirá desde allí. Para mí, está terminando un ciclo aquí. Para la astronomía es el inicio de una nueva era. Y otro deberá hacer esas historietas".