COMPLETO silencio, al menos por una noche, en Huara, ha cesado el ruido de los temblores y los gritos de personas atemorizadas por los constantes sismos que se sintieron durante los tres primeros días después del terremoto. Es sábado en la noche y la mayoría de las familias dejaron de dormir en carpas y vehículos y han regresado a sus hogares. Pero hay algunas que aún se niegan a volver a sus casas o que no pueden debido a los daños que hay en las viviendas.
A la medianoche, por las calles, sólo se ve caminar a los militares que están resguardando el orden y una patrulla de Carabineros recorre el pueblo.
Las casas derrumbadas, el silencio y la soledad generan una sensación de desolación, y la única carpa que se mantiene instalada frente al municipio recuerda que hace menos de una semana se produjo un terremoto de 8,2 grados Richter. En su interior duerme una mujer de 36 años junto a sus dos hijos, de 10 y cuatro años, quienes siguen atemorizados y no quieren regresar a su casa ubicada en la calle Prat.
Carmen Araya abre la carpa y cuenta que las paredes de adobe de su casa se trizaron y que se cayó la parte posterior, y pese a que la vivienda puede ser habitada, "los niños no quieren volver. El primer día habíamos ido al albergue, pero ellos tienen miedo, porque en el segundo terremoto quedamos encerrados porque no se podía abrir la puerta".
La mujer, que trabaja como auxiliar de aseo en Alto Hospicio, cuenta que está esperando que algún organismo le ayude a botar las paredes dañadas y así poder regresar a su hogar, o al menos a lo que queda de este.
En el liceo -utilizado como albergue- sólo dos mujeres y una niña pequeña se mantienen en una de las salas principalmente por temor. "Vivo en una mediagua, no se cayó ni tiene grandes daños, pero tengo miedo de estar ahí y por eso vengo al albergue. No he dormido nada, porque no puedo superar el temor", señala Carolina Guacante (33).
El temor es el factor común entre los habitantes de las zonas afectadas por el terremoto. En el caso de Huara, la sicóloga que atiende en el consultorio no ha podido llegar después del terremoto, porque vive en Iquique, según indicó la paramédico del Sapu, Gabriela Coria, y las familias no han recibido asesoría para dejar atrás el miedo.
El único movimiento que se ve en Huara durante la noche es el de los efectivos militares y de los voluntarios de Techo Chile, quienes construirán viviendas de emergencia. La directora social de Techo, Pía Mundaca, explica que en la comuna en una primera etapa se van a construir 50 casas para resolver el problema inmediato de aquellas familias que están sin casa y también se hará el mismo número de viviendas entre Pozo Almonte y La Tirana.
"El martes comenzaremos a construir. Estamos esperando la llegada de 60 voluntarios desde Santiago que se sumarán a más de 200 de Arica, Iquique y Antofagasta. Queremos comenzar rápido, porque estas familias llevan varios días esperando ayuda inmediata", indicó Mundaca.