Una tendencia letal: el auge de la muerte de personajes protagónicos en las series

Game of thrones lidera la tendencia, aumentando la espectacularidad de los asesinatos.




Cuando en 1999 los creadores de Los Simpson anunciaron que matarían a uno de sus personajes principales, la polémica surgió en torno a la serie animada, pues se trataba de una anomalía en el panorama televisivo. En el ciclo número 11, Maude Flanders fallecía en un confuso accidente motivado por Homero, generando un fuerte impacto en los episodios que siguieron.

Y aunque resulte extraño, la muerte de un personaje animado inauguró una apuesta televisiva por movilizar emocionalmente a los que les sobrevivían, que antes había tenido pequeños destellos en las series Roseanne y Treintaytantos durante los 90. La tendencia, que fue aumentando con el pasar de los años, adquirió especial fuerza en la última temporada de estrenos, donde programas como Once upon a time, The good wife, House of cards, The mentalist, Revenge, Mad men y Hannibal, entre otros, optaron por eliminar a protagonistas del elenco o personajes con un fuerte vínculo con ellos.

"En algunas historias las muertes funcionan de manera más utilitaria; las usas como giros de trama. Pero la muerte de un personaje da mucho material al hacer explotar una bomba que todos los otros personajes reciben. Una muerte te tiñe todo y es difícil salir de eso", explica Josefina Fernández, guionista de Los archivos del cardenal. En el caso de la serie que abordaba lo ocurrido en la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura, el fantasma de la muerte rondaba cada capítulo, pero generó mucha fuerza cuando se trató del padre de la protagonista, Carlos Pedregal (Alejandro Trejo).

"Depende mucho de qué tipo de serie se trata para ver cómo se puede enfrentar la muerte. No me parece que haya un método específico para trabajar con ella", comenta al respecto Julio Jorquera, guionista de Pulseras rojas, programa de TVN que el lunes pasado se despidió a Ignacio, uno de sus personajes. En ese sentido, agrega: "El giro que se arma en la historia no busca cambiarla, sino ver cómo este evento interviene en los personajes, cómo los afecta. Es una enseñanza, parte de su aprendizaje".

NUEVO IMPACTO

Aunque 24 se trataba de una serie donde los asesinatos eran parte de la rutina, el final de la primera temporada causó impacto en 2002. En él, la esposa de Jack Bauer moría de un balazo, generando una crisis en el personaje principal que debió enfrentar en el segundo ciclo.

Y es que tal como han demostrado The walking dead y Game of thrones, el hecho de que la muerte sea una amenaza constante en la trama no disminuye el impacto que ella puede tener cuando se trata de personajes con los que la audiencia ha generado un vínculo.

Ese fue el caso de los asesinatos de Hershel Greene (Scott Wilson) en la mitad del cuarto ciclo de la serie de zombies y la masacre de parte del clan Stark en la de fantasía en el noveno capítulo de la tercera temporada. En el último caso se trató de un evento que colapsó las redes sociales.

"Es riesgoso matar un personaje que el público quiere demasiado, o con quien se identifica. También es posible que si la muerte se hace reiterativa como recurso, la narración se estanca y nada sorprende demasiado", explica Pablo Illanes, guionista de Prófugos. En ese sentido, los dos programas mencionados, han debido redoblar sus apuestas al momento de eliminar a uno de sus personajes.

No es de extrañar entonces que el asesinato de un importante Lannister fuera el plato fuerte de la actual temporada de Game of thrones, afectando no sólo el curso de la historia, sino también dando a conocer un lado más oscuro en otros personajes que lo rodeaban.

Los guionistas coinciden en el hecho de que la muerte no significa una derrota para el personaje. Como explica Illanes: "Lo fundamental es dosificar la información que se entrega, parcelarla y tratar de convertir lo evidente en ambiguo. Por lo general mientras más se prepara una muerte, el resultado (en términos de guión) es mejor".

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