Los antecedentes retratan una noche que se maceró a fuego lento: era la jornada con la venta de entradas más baja y los artistas se abrocharon a contrarreloj tras varios que decidieron cerrarle la puerta a última hora a los organizadores, con Cyndi Lauper como el caso más emblemático.

Casi como un símbolo de esos pequeños tropezones, el cuarto día de Viña 2017 estuvo marcado por cierta tibieza, una calma y un reposo que materializaron un punto aparte con respecto a las otras veladas. De hecho, costó para que la Quinta Vergara se viera llena, con evidentes vacíos que sobresalían a distancia.

Eso sí, las pantallas comenzaron a prender el ambiente. Varios de los rostros de CHV -incluida Carolina de Moras- aparecieron con las icónicas mallas ochenteras al ritmo y elongación de Physical. Rafael Araneda, por su parte, se lució vestido de Travolta, según los personajes de Fiebre de sábado por la noche, Pulp Fiction, y, obviamente, Grease.

Un tono nostálgico que los animadores mantuvieron los primeros minutos, cuando adelantaron una "noche de recuerdos" y, cómo no, bailaron un "lento". Más adelante, en sincronía con esa mirada en reversa, hubo un saludo especial para un periodista insigne de la vieja escuela, Italo Passalacqua, aún en plena rehabilitación tras un accidente y que volvía a la Ciudad Jardín.

A las 22:20 horas, la protagonista de la jornada apareció finalmente en el escenario, debutando con Magic, parte de la película de culto Xanadú. Luego desenfundó la propia Xanadú. La artista de 68 años recibió una recepción sólo correcta por parte del público, apagado y falto de chispa, como otro síntoma de una jornada construida a menor velocidad desde su origen. Por lo demás, el contraste era evidente con lo sucedido 24 horas antes: si lo de Isabel Pantoja pareció un remezón telúrico que despertó lágrimas, dramatismo y desmayos, lo de la actriz era más templado, con la placidez y la elegancia como ejes, casi como si se tratara de un estelar enclavado en esa flemática televisión de los 80. El sonido también palidecía. Pero el ambiente dio un giro con Physical, donde se escuchó la primera gran ovación.

Desde ahí, el espectáculo despegó de una vez y no tuvo retorno. Varias frases traducidas al español por su corista, una dedicatoria a las víctimas locales de incendios y terremotos en la sentida Not gonna give into it (también aseguró que realizaría una donación) y los himnos mayores de Grease (You're the one that I want, Hopelessly devoted to you, Summer nights) coronaron un espectáculo de menos a más y que terminó con su monarca alzando ambas Gaviotas. La magia y la candidez de Olivia Newton-John terminaron por consagrar un abrazo de gratitud con el público local, incluso dejando como anécdota las palabras de Rafael Araneda, quien la calificó destemplado como "la reina del pop mundial".

Aprovechando quizás ese mismo impulso -la gente en ningún caso siguió pifiando o pidieno a Olivia-, el lugar recibió de buena manera a Ja Ja Caledrón. Con un humor basado en personajes de la contingencia -Camila Vallejo, Sebastián Dávalos, Evo Morales- e historias cotidianas acerca de su hija y su amigos, no pasó mayores contratiempos y se ganó numerosas risas del respetable, aparte de dos gaviotas. Pero tampoco deslumbró: simplemente mantuvo el ritmo de una noche correcta. En los números, el show de la cantante marcó 29,8 puntos, seguido por Mega con 12,1.b