La única superviviente de un avión yemení que se precipitó al mar mientras intentaba aterrizar en el archipiélago de las Comores se reunió el jueves con su padre en Francia.
Bahia Bakari, que apenas sabe nadar, se aferró a unos restos flotantes del avión durante más de 12 horas antes de que los equipos de rescate la divisaran en medio de las aguas picadas del Indico.
"Estoy desgarrado entre el alivio y la tristeza. Estoy feliz por ver a mi hija, pero su madre no volvió", dijo a periodistas el padre de Bahia, Bakari Kassim, en el aeropuerto Roissy en París, poco después de recibir a su hija a su regreso de las Comores.
Los equipos de rescate no han logrado encontrar a ninguno de los otros 152 pasajeros y miembros de la tripulación del Airbus A310 de la compañía Yemenia que se estrelló en medio del mal tiempo en la madrugada del martes.
Equipos militares americanos y franceses seguían examinando hoy minuciosamente el lugar del accidente para localizar restos del aparato, que se cree que se encuentran en aguas de hasta 500 metros de profundidad.
La compañía dijo que había 75 pasajeros de Comores a bordo, junto con 65 ciudadanos franceses, uno palestino y uno canadiense. Entre la tripulación había seis yemeníes, dos marroquíes, un indonesio, un etíope y un filipino.
Médicos locales, que se maravillaron de que Bakari escapara con apenas unos cortes, moretones y una fractura de clavícula, dijeron que fue dada de alta a petición de su padre en Francia.
"La niña estaba recuperando el ánimo y estaba en un estado físico satisfactorio", dijo Jean Youssef, médico de la unidad de desastres de Gran Comora.
Yusef dijo que el hospital El Marouf de Moroni carecía de las instalaciones necesarias para examinar a la adolescente en busca de posibles daños internos.
Bakari volvió a Francia en un avión del gobierno francés con el secretario de Cooperación, Alain Joyandet.
Los periodistas dijeron que Bakari, que seguía sin saber que su madre murió en el accidente, estaba aturdida y no dijo mucho en el aeropuerto.