¿Cuánto invierte el Estado de Chile en los niños de entre cero y 10 años? Fue la pregunta que se hicieron en Unicef antes de recopilar datos del Consejo Nacional de la Infancia, el Ministerio de Desarrollo Social y la Dirección de Presupuestos (Dipres).
El trabajo comenzó en marzo de 2015 y se hizo por dos razones. "Como hay ingresos altos, querían saber cómo nos comportábamos en el tema y, además, tenía que ver con saber cómo habíamos avanzado con los proyectos, como Chile Crece Contigo", dice la oficial de educación y desarrollo infantil temprano de Unicef Chile, Patricia Núñez.
Para realizar el estudio se definieron tres componentes. "Primero, revisamos evidencia nacional e internacional respecto de las intervenciones efectivas. Segundo, la oferta programática y, por último, cuánto y cómo se utiliza el gasto público", agrega.
Los años que se eligieron fueron 2010, en que se gastaron $ 3.645 millones; 2014, en que se usaron $ 5.134 millones y 2015, cuando hubo $ 5.755 millones disponibles.
"Chile aparece como uno de los países que más invierten en Latinoamérica y nos acercamos al promedio de la Ocde", dice Núñez. No obstante, advierte que "hay temas donde existen brechas muy importantes. Sin embargo, estas áreas no están necesariamente siendo abordados". Núñez comenta que la experiencia señala que para la primera infancia, el foco de intervención tiene que ser la familia.
"¿Qué pasa en Chile? Si bien existen algunos programas, que son pocos, resultan insuficientes. No necesariamente están teniendo el efecto esperado y cuando lo vemos en términos de la inversión, nos aparece que no hay mucho gasto público en este tema", subraya.
La antropóloga destaca que los programas más efectivos son los que combinan salud y educación, por ejemplo, y los que incluyen a la comunidad y la familia.
"En Chile hay dispersión de programas y no están articulados, entonces, ese niño puede ser parte de un programa en su escuela, pero no necesariamente se trabaja también con su familia", apunta Núñez.
Y hay otras falencias. "La evidencia señala que las intervenciones en salud mental tienen un impacto altísimo en el desarrollo de los niños. En Chile tenemos altas tasas de niños de cero a 15 años con esos problemas. Hay déficit de especialistas y la red de salud mental infantil no llega a todos los que lo requieren", advierte.
Otro de los problemas dice relación con el alcance que tienen los programas. "El posnatal llega a una mujer trabajadora, que cotiza, y la mujer que no lo hace queda fuera de ese beneficio. Hay una inversión muy importante ahí, pero que no está llegando a las personas que están en una situación de mayor vulnerabilidad", señala Núñez.