Uniformes navales con historia
Una muestra de 122 piezas abrió el Museo Naval y Marítimo de Valparaíso. Allí se exponen, a través del vestuario, los cambios vividos por la institución naval en sus casi dos siglos de vida.

Que José Miguel Carrera, en 1814, quien dictó el primer reglamento de uniformes navales. Poco duró, sin embargo, la medida, luego que la flotilla fue disuelta en breve tiempo y sólo hasta 1818 un nuevo dictamen de manos del general Bernardo O'Higgins impuso el uso del azul marino y del blanco en la vestimenta naval, siguiendo a las escuadras de Estados Unidos y de la Real Academia Británica, entonces las más poderosas del mundo. Hasta hoy, la última mantiene su influencia en las líneas y tonos de las vestiduras navales chilenas, las mismas que, a través de sus telas, accesorios y estilos dan cuenta de la historia y modernización que esta institución ha tenido en sus casi dos siglos de existencia.
Esa historia se puede apreciar desde 1836 hasta la actualidad, con la incorporación de la tenida femenina, en la variada colección de 122 piezas que reúne la muestra Uniformes con Historia, abierta por el Museo Naval y Marítimo de Valparaíso y que se mantendrá hasta marzo próximo.
"Estos uniformes han sido utilizados por importantes marinos, no sólo oficiales, sino gente de mar", cuenta el director del museo, Cristián del Real.
Si bien con los años surgieron nuevos reglamentos, fue el de 1902 el que definió el uniforme para oficiales navales y de 1904 para oficiales y tropa de artillería de costa, los que sumados a los promulgados en 1896, para la gente de mar, conformaron la base de las prendas que se usan hoy.
La colección comprende desde finas charreteras para contraalmirantes, oficiales de guerra y capitanes, que dado su alto costo desaparecieron el siglo pasado junto con los sombreros apuntados y las casacas; los cinturones con tiros para colgar la vaina del sable, las etiquetas que los fabricantes cosían en sus confecciones con fecha, ciudad y nombre del dueño. Frac, esmoquin, uniformes de servicio caqui llegados tras el término de la Segunda Guerra Mundial y que se usaron hasta los 80 se pueden apreciar también entre las piezas, junto a las capas, tenidas de servicio, cuellos marineros de mezclilla con tres líneas blancas y dos estrellas, y guerreras -o blusas- para infantería de marina, que tras convertirse en Regimiento de Artillería de Costa en 1903, mantuvieron el uso del anclote, la piocha más antigua de la marina.
Sobresale entre los uniformes completos el usado para la gran parada para almirantes usado por el vicealmirante Arturo Wilson Navarrete, quien fuera guardiamarina en el Combate Naval de Iquique y que ascendió a este rango ya en retiro en 1925. Sorprende también la prensa de madera del buque Baquedano usada para planchar a bordo los uniformes.
"Todas estas piezas han llegado gracias a donaciones de las propias familias", dice el director del museo. Y es la familia Gómez Carreño la que mayores aportes ha realizado, entregando casi la totalidad de las prendas del vicealmirante Luis Gómez Carreño, entre 1918 y 1924, al establecimiento como parte del patrimonio naval y marítimo del país.
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