Unilever considera que aumento de ventas reduce la huella ambiental

La empresa desarrolla un programa de sostenibilidad mediante el cual asegura que podrá duplicar las ventas al tiempo que reduce a la mitad su huella ambiental.




En la década de 1890, William Lever afirmó que su nuevo producto, Sunlight Soap, podría "generalizar la limpieza" y mejorar la salud en la Inglaterra victoriana cubierta de hollín. Hoy, Paul Polman, que dirige la compañía que Lever creó, tiene aspiraciones aun mayores para Unilever, la empresa fabricante de los jabones Dove, el té Lipton y la mayonesa Hellmann's.

Polman, que lleva cuatro años como máximo responsable ejecutivo, quiere mejorar los hábitos de higiene de más de 1.000 millones de personas para 2020 mediante la promoción del lavado de manos y el suministro de agua potable segura y accesible en los países en vías de desarrollo. Esos objetivos forman parte de un programa de sostenibilidad para la compañía que Polman dice puede duplicar las ventas de Unilever al tiempo que reduce a la mitad su huella ambiental.

"Me quedó claro que no podíamos seguir utilizando los recursos de futuras generaciones", dijo Polman en respuesta por correo electrónico a preguntas sobre el programa. "Es un evidente imperativo empresarial".

Al igual que ejecutivos de Nike Inc., Dow Chemical Co. e Intel Corp., el maratonista holandés de 55 años hace hincapié en la sostenibilidad como forma de conquistar buena voluntad y obtener apoyo de organizaciones no gubernamentales, gobiernos, inversores institucionales, consumidores, medios y sus propios empleados.

IMPULSO AL CRECIMIENTO

Unilever apuesta a que las prácticas empresariales sostenibles pueden impulsar el crecimiento. En opinión de Polman, el altruismo y las relaciones públicas no son los objetivos de un programa de sostenibilidad, sino que deben ser los beneficios colaterales de vender alimentos necesarios y saludables, así como servicios que satisfagan a la creciente clase media del mundo y mejoren la vida de los pobres.

El Plan de Vida Sostenible de la compañía parece una enorme lista de cosas a hacer: sus alrededor de 60 objetivos exigirán un cambio cultural por parte de los 171.000 empleados de Unilever, una reconfiguración de la cadena de oferta y una reformulación de disciplinas cruciales como el desarrollo de producto y el marketing.

Lo más difícil será cambiar los hábitos de los 2.000 millones de consumidores que usan productos de Unilever a diario y que son responsables de las dos terceras partes de la huella ambiental de la compañía.

Algunos inversores convencionales se muestran escépticos en cuanto a que los objetivos de sostenibilidad puedan ser por completo compatibles con las ideas tradicionales de maximizar el valor de los accionistas, dijo Martin Deboo, un analista de Investec en Londres.

Hasta que sea evidente que el programa de sostenibilidad de Unilever no afectará la creación de valor para los accionistas, el plan de Polman "seguirá teniendo escasa importancia para los inversores", afirmó Deboo.

La respuesta de Polman a ese tipo de críticas es: "Si no les gusta, vayan a otra parte".

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