La Unión Europea (UE) dijo a las autoridades chinas que revalorizar de forma "ordenada y paulatina" su moneda, el yuan, según declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, tras una reunión con representantes chinos en la ciudad de Nanjing, en el este del país.

En el encuentro, sin embargo, no se lograron compromisos ni cambios de postura por parte de Pekín, según explicó a la prensa el presidente del grupo del euro, Jean-Claude Juncker. "No puedo decir que esté ahora más optimista", añadió.

La reunión también contó con la participación del aún comisario para Asuntos Económicos y próximo titular de Competencia del bloque, Joaquín Almunia, del primer ministro chino, Wen Jiabao, y de representantes del Banco Central chino, del Ministerio de Finanzas y de la poderosa Comisión de Reformas y Desarrollo.

Desde el punto de vista europeo, el yuan está devaluado artificialmente, lo que encarece las exportaciones de la UE a China y abarata a la vez las ventas de China al exterior. El continente europeo es el principal socio comercial del gigante asiático.

Trichet consideró que la revalorización del yuan "sería buena desde cualquier punto de vista". Una moneda más fuerte ayudaría a superar desequilibrios comerciales de la economía mundial y también favorecería a China, añadió.

Juncker destacó que la UE no espera que se trate de una revalorización "inmediata y a corto plazo", sino de un proceso paulatino que vaya acompañado de una política de cambio monetario más flexible en China.

La comitiva no cuenta con alcanzar un éxito inmediato en ese punto. Pekín ya se había mostrado inflexible en asuntos monetarios durante la reciente visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Además de asuntos monetarios, también se trataron temas como las medidas para superar la crisis económica mundial.

Las conversaciones de hoy tuvieron lugar un día antes de la cumbre de China y la UE que se celebrará este lunes en Nanjing. En ella participarán Wen Jiabao, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente de turno de la UE y primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt.