Uno de las tantas estigmatizaciones que recibió Martín Lasarte durante su etapa en Universidad Católica era que se trataba de un técnico pragmático, rozando lo defensivo. Curiosamente, al tiempo que se masificaba aquella ideal, el equipo cruzado se convertía en el 2013 en el conjunto más goleador y con más victorias. Sin embargo, la falta de títulos agrandó la caricatura.
El arribo del charrúa a la banca de Universidad de Chile revivió aquellos comentarios. Principalmente de las incombustibles viudas de Sampaoli, que aún añoran aquellos años con el casildense en la banca. Lasarte, que no parece incomodarse con nada, recogió el guante, seguro de que su trabajo enterraría de una vez aquella caricatura.
Aunque todavía el torneo recién lleva cuatro jornadas, la U no sólo recuperó la memoria. Además, volvió a ser un equipo temible en ataque. Ayer, venció 3-0 a Antofagasta, acumuló doce puntos, suma misma cantidad de goles a favor y aseguró una fecha más el liderato exclusivo del campeonato.
Para muchos, un arranque inesperado, sobre todo por la forma en que terminó el equipo el torneo pasado, También, por la gran cantidad de refuerzos que llegaron para este semestre, que podrían complicar el trabajo y la búsqueda de un fondo futbolístico. Pero aquí está quizás el mayor mérito de Lasarte. En poco tiempo armó un grupo férreo y contundente, que suma confianza a partir de las victorias. Algo que hace mucho tiempo no ocurría en la U.
La aparición del Conejo
Antofagasta no fue un rival tan fácil como indica el marcador final. Pese a venir golpeado por dos derrotas consecutivas, el equipo nortino le planteó un partido inteligente al líder, intentnando aprovechar los espacios que quedaban a las espaldas de los laterales. Ahí, Rubén Farfán se erigió como buena figura en el primer tiempo, generando sucesivas chances de gol a partir de su velocidad.
La U, poco acostumbrada a correr hacia su arco, tardó en acomodarse en el partido. Sólo Gustavo Canales parecía tomarle el pulso al rival. De hecho, tuvo tres chances de convertir. Incluso, antes de la apertura de la cuenta desperdició un lanzamiento penal, muy bien detenido por el arquero Pablo Aurrecochea.
Para fortuna de los azules, el golpe que pudo suponer el fallo de Canales, lo enterró rápidamente Ubilla con una genialidad. El Conejo aprovechó un centro de Mathias Corujo y con un tacazo por fin pudo romper la resistencia de Antofagasta.
El gol liberó a la U en la segunda etapa. Con más espacios. Gonzalo Espinoza comenzó a hacerse dueño del partido y Ramón Fernández, en su estreno en el torneo, ya entraba más encontacto con sus compañeros de ataque. Los nortinos, que parecían haber agotado todas su energías en el primer lapso, no tenían armas para hacer daño y comenzaban a sufrir con cada pique de Ubilla.
El delantero, en el día de su cumpleaños, siguió machacando el fondo local. Con más espacios y menos piernas por delante, el Conejo resultó imparable. No sólo fue protagonista directo del segundo tanto, que terminó siendo autogol de Nicolás Ortiz, quien en su intento de evitar el remate del propio Ubilla, acabó venciendo a Aurrecochea. Y minutos más tarde, el propio goleador acabaría cerrando su gran noche con otra conquistas, luego de una habilitación precisa de Canales.
Así pasó la máquina de Lasarte por el norte. Sin extrañar a Pato Rubio, con Canales algo impreciso, pero con Ubilla inspirado. El poder de fuego de la U está intacto. Ese parece ser su sello. El que también inculca Lasarte, que llegó caricaturizado como defensivo. Cosas del fútbol.