Antes, las investigaciones sobre consumo de drogas señalaban que las mujeres eran las que contenían a los hombres para que fueran responsables al beber alcohol y utilizar drogas. Hoy sucede todo lo contrario, al menos en el ámbito universitario. El consumo femenino se está poniendo a la par del masculino: las alumnas beben e ingieren sustancias ilícitas en la misma cantidad que sus compañeros.
Esto es lo que se desprende de un análisis realizado entre universitarios a partir del Octavo Estudio Nacional de Drogas de Conace. Según las cifras, mientras el 16,4% de los hombres declara haber consumido marihuana en el último mes, el 17,2% de las mujeres lo hace. Aunque no es una diferencia significativa, lo más relevante es que, desde 2006 a la fecha, la tendencia de consumo entre los hombres va a la baja, mientras que la de las mujeres ha subido desde 10% en 2001 hasta las cifras actuales.
Esta realidad es conocida en las universidades. Iván Páez, coordinador de formación integral y relaciones corporativas de la U. de Chile, señala que "es una consecuencia más de la integración de las mujeres en todos los aspectos de la sociedad". Y, por esta razón, en ese plantel incluirán el enfoque de género en su programa de prevención. El programa incluye un curso de formación para los alumnos y, dentro de él, a partir de este año habrá un módulo de género, donde se trabajará los riesgos del consumo en hombres y mujeres.
ABUSO DE ALCOHOL A LA BAJA
Aunque la marihuana está considerada dentro de las drogas habituales entre los estudiantes, es el alcohol el que más preocupa a los planteles, ya que es el de mayor presencia entre los jóvenes. El 63% de ellos declara haberlo consumido en el último mes.
El abuso de alcohol, el que más preocupa a los planteles, ha disminuido a la mitad en los últimos dos años y se presenta en el 12% de los consultados. Es probable que las estrategias de las instituciones tengan algo que ver en el descenso. La más avanzada, según reconocen sus propios pares, es la UC. Su política, que existe desde 2006 y que coincide con el inicio en las bajas en el consumo, fue acordada con los estudiantes e, incluso, éstos son monitores, trabajo que es remunerado como una ayudantía. "Es difícil penetrar el mundo universitario, porque hay muchas voces que promueven lo contrario", dice María Teresa Chadwick, secretaria ejecutiva del Conace.
En general, las universidades no prohíben el alcohol, pero sí hacen conciencia sobre los riesgos de su abuso. En la UC se permite la ingesta de alcohol en actividades autorizadas, pero asociada a la comida, explica Soledad Zuzulich, directora de Salud de la Dirección General Estudiantil.
Otros planteles están recién partiendo. En la Universidad de Santiago implementarán en los próximos meses su primera política de prevención. Por ahora, el trabajo se centra en "invitar a los jóvenes a un consumo responsable de alcohol", además de evitar que las áreas verdes de la universidad se utilicen como escenario del carrete.